Si alguna vez has intentado calcular cuánto llevas a remojo en función de lo arrugados que tenías los dedos, eres de los nuestros. Sabemos que, cuanto más tiempo estamos en el agua, más evidentes son los pliegues en nuestras manos y pies (hasta cierto punto, claro) pero, ¿por qué sucede? Te contamos todo lo que sabemos al respecto.
La capa más externa de la piel se hincha cuando absorbe agua
Los dedos suelen arrugarse cuando permanecemos en el baño más de unos 5 minutos, pero puede suceder más rápido si el agua está más caliente, según cuenta en The Conversation Christian Moro, profesor asociado de medicina y ciencias biomédicas en la Universidad de Bond, en Australia.
En la superficie de la capa más externa de la piel, la epidermis, hay una capa córnea gruesa que desempeña un papel básico en proteger el cuerpo y limitar la cantidad de agua que perdemos a través de la piel.
Esta capa se hincha cuando absorbe agua. Así lo indica la Biblioteca del Congreso, que señala que como está muy unida a la piel subyacente, “compensa el aumento de superficie arrugándose”.
“Esta capa tiende a 'súper hidratarse', captando gran cantidad de agua e hinchándose, y eso hace que se marquen los pliegues naturales (las huellas dactilares). No tiene mucha capacidad de retención, por eso desaparece pronto", explica el dermatólogo José Carlos Moreno a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado. Se trata de “un efecto pasajero y sucede sólo en las manos y pies porque aquí la capa córnea es más delgada que en el resto del cuerpo".
Además, el experto destaca que en el resto de la piel la captación de agua es fundamental para la hidratación, por eso es importante usar cremas hidratantes después del baño o la ducha, para evitar la pérdida de agua que la piel "ha recogido".
¿Por qué se producen estas arrugas?
Por qué se producen estas arrugas no está claro todavía. Así lo explica la dermatóloga Paloma Borregón a Maldita.es: “Es un tema que se ha investigado, pero no queda clara la causa concreta”. La experta señala que, durante mucho tiempo se consideró la opción de que ocurriese por un efecto osmótico, de regulación, de equilibrio entre líquidos entre nuestra piel y el exterior (esta vez, lleno de agua).
Otros estudios indican que estas arrugas podrían ser “una adaptación para manipular objetos en condiciones húmedas”. "Hemos demostrado que los dedos arrugados brindan un mejor agarre en condiciones húmedas; podría estar funcionando como las bandas de rodadura de las llantas de su automóvil, lo que permite que una mayor parte de la llanta esté en contacto con la carretera y le brinda un mejor agarre", explica a Scientific American Tom Smulders, biólogo evolutivo de la Universidad de Newcastle y coautor del artículo.
Aunque algunos científicos han barajado la posibilidad de que este efecto al "permanecer en remojo" tenga una función específica (que con el cambio de textura digital fuese más fácil sostener objetos en el agua), no hay evidencias suficientes para sugerir que esa sea la causa.
También se estudia la opción de que estas arrugas estén relacionadas con el sistema nervioso y que sean los nervios quienes desencadenen la constricción de los vasos sanguíneos bajo la piel, reduciendo el volumen de estos tejidos, como explica un artículo de la revista Science. De hecho, si se cortan o dañan ciertos nervios, la piel de las manos o los pies no se arrugará al mojarse.
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