A 20 días de iniciada la invasión de Rusia a Ucrania, esta semana se cumple el aniversario de otra fecha importante que sirve para entender el conflicto que enfrentan ambas naciones.
Se trata del referéndum de Crimea, una península ribereña del Mar Negro que le pertenecía tradicionalmente a Rusia (ver acá), pero que en 1954 fue cedida por el dirigente de la Unión Soviética (URSS) Nikita Kruschev a Ucrania como un gesto diplomático entre dos zonas que constituían la URSS.
En ese territorio que se cedió a Ucrania vive una mayoría étnica rusa.
¿Qué pasó en Crimea en 2014?
Hay dos fechas claves previas al 24 de febrero de 2022 para comprender la disputa entre Rusia y Ucrania.
La primera fue en noviembre de 2013, cuando el entonces presidente ucraniano Viktor Yanukóvich denegó la suscripción a un acuerdo de asociación ya firmado con la Unión Europea (UE) porque, según él, no proveería recursos significativos para la economía ucraniana. La sociedad estalló en protestas -primordialmente en la plaza Maidán de Kiev-, no sólo por la decisión presidencial de ignorar el acuerdo, sino por la falta de legitimidad del mandatario entre los opositores y los grupos de la extrema derecha local. Este acontecimiento fue conocido como “Euromaidán”.
La segunda fue en febrero de 2014. Tras la represión a los manifestantes, la UE indujo a Yanukóvich y a los líderes de tres de los partidos opositores a firmar un acuerdo para anticipar las elecciones y así generar una reforma de la Constitución ucraniana. El acuerdo no se respetó y Yanukóvich huyó a Rusia. Esto se interpretó como un golpe de estado y la oportunidad de las cancillerías occidentales para ubicar a Ucrania en la órbita de la UE y la Organización del Atlántico Norte (OTAN) en detrimento de los intereses de Rusia.
Moscú contestó con la organización de un referéndum -que se hizo sin ningún observador internacional y por fuera del sistema de seguridad colectiva de las Naciones Unidas- bajo el principio de autodeterminación en marzo de 2014. El resultado fue una mayoría (95,5%) a favor de la independencia de la península y que esta pasara a integrar Rusia.
Si bien el conflicto de Crimea no desencadenó en una guerra, el episodio tuvo una doble rotulación: “adhesión”, según el Kremlin que argumenta que Crimea eligió su regreso a Rusia, y “anexión”, para los Estados Unidos, la UE y la OTAN.
Más allá de esta controversia, el otro reclamo que no se respetó fue el Memorándum de Budapest que habían firmado Rusia, EE.UU. y Reino Unido en 1994 con la finalidad de limitar la capacidad de acción del Estado ruso sobre el territorio ucraniano a cambio de su desnuclearización.
El Memorándum fue un compromiso de las tres partes a reconocer la soberanía e integridad territorial de Ucrania y a no usar armas nucleares contra el país, a menos que se cometiera una agresión por parte de este.
La desinformación en el conflicto entre Rusia y Ucrania
Este tema fue monitoreado de cerca por RAND Corporation, un think tank estadounidense especializado en investigación y propuestas de soluciones a políticas públicas con especial énfasis en asuntos de seguridad internacional.
La organización elaboró un informe en el cual detalla las campañas de desinformación de Rusia en Crimea para el verano de 2014, las herramientas de difusión y una cronología desde antes de las protestas del Euromaidán.
Además, estudios internacionales analizaron cómo funciona la desinformación desde que Vladimir Putin llegó al poder hace más de 20 años.
Investigadores de la Universidad Técnica de Tallinn y de la Universidad de Tartu (ambas de Estonia) concluyeron que la guerra del Donbass fue un claro ejemplo de esta forma de combatir a través de la desinformación.
Otra académica, Miranda Lupion, de la Universidad de Harvard (EE.UU.) planteó que Putin buscó beneficiarse de los medios digitales para realizar coberturas a favor de su gestión.
También, Daniel Gordon, un analista del Centro de Delitos Cibernéticos del Departamento de Defensa de los EE.UU., expuso que Rusia encabezó varias operaciones de desinformación para influir en la opinión pública y el diálogo político en distintas naciones mediante medios convencionales, bots en redes sociales y campañas publicitarias (ver acá).
¿Por qué ocurre de nuevo la invasión de Rusia?
Después de la ampliación de la OTAN en 2004 (con el ingreso de Polonia, Hungría y República Checa), se produjo la crisis entre Rusia y Georgia por la soberanía de las regiones de Abjasia y Osetia del Sur en 2008.
En 2014, la anexión o reincorporación de Crimea a la Federación Rusa fue la forma en que el Kremlin respondió a la provocación de la expansión de la OTAN. La decisión rusa de tomar control de la península tenía como objetivo recuperar la base militar de Sebastopol para acceder al control tanto de yacimientos de petróleo como de gas natural que se encuentran en la zona del Mar Muerto.
En 2014 “es cuando se crea el umbral de lo que hoy tenemos”, sostuvo ante este medio Alberto Hutschenreuter, doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador (USAL), especialista en Rusia y autor de varios libros sobre geopolítica. Según el experto, la guerra actual tiene como previa la “crisis innecesaria” de Crimea.
“Para Rusia hoy no hay una guerra, hay una operación militar especial”, explicó Hutschenreuter, y agregó: “Rusia avanza silenciosamente así porque las prioridades no se pusieron en la mesa de negociaciones en todos estos años”.
“Una es asegurarse que la OTAN no se expanda al ‘inmediato oeste de Rusia’ y otra refiere a que la alianza militar establezca un régimen autónomo para adherirse. Como Bielorrusia, Ucrania y Georgia son 3 territorios fundamentales para Rusia, el Estado ruso no acepta que en sus límites inmediatos haya una alianza político-militar. Por eso, el acercamiento de Ucrania a la OTAN fue lo que generó esta situación de incremento de tensiones”, afirmó Hutschenreuter.
En el escenario actual, Moscú y Kiev se encuentran realizando un nuevo intento para frenar la guerra en Ucrania a partir de la confección de un plan con 15 puntos que buscan restablecer la paz.
Entre los principales puntos de negociación, se prevé limitar las capacidades militares ucranianas y se le prohibiría a Ucrania ingresar tanto a la OTAN como a la UE. Todo esto es lo que Occidente estaría dispuesto a garantizar a cambio de la retirada de las tropas rusas del territorio ucraniano.