A raíz de un aumento de casos de hepatitis aguda de origen desconocido en niños -notificado por la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (UKHSA, por sus siglas en inglés) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés)-, comenzaron a circular en redes sociales varias desinformaciones vinculadas con este tema.
Según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta el 21 de abril último se reportaron casos de hepatitis infantil de origen desconocido en el Reino Unido, algunos países de Europa, Estados Unidos e Israel. De estos, 17 pacientes han necesitado un trasplante de hígado y al menos uno de ellos ha fallecido.
La hepatitis es una inflamación del hígado que puede causar una serie de problemas de salud y puede ser mortal. Las 5 cepas principales del virus de la hepatitis son las de los tipos A, B, C, D, y E. Sin embargo, en estos casos nuevos de hepatitis en el Reino Unido no se identificaron ninguno de estos virus, por lo que se considera que es una hepatitis de origen desconocido.
También los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) emitieron un alerta tras notificar 9 casos de hepatitis de origen desconocido en Alabama en niños de entre 1 y 6 años. “Los CDC están trabajando con los departamentos de salud para ver si hay más casos en Estados Unidos. En este momento, creemos que el adenovirus puede ser la causa de estos casos reportados, pero los investigadores todavía están aprendiendo más y analizando otras posibles causas”, indicaron.
En esta nota, te contamos cuáles son las desinformaciones más comunes que circulan sobre el aumento de los casos de hepatitis infantil.
1. Publicaciones que culpan a las vacunas COVID-19
La desinformación más común que circuló hasta el momento se basa en distintos videos e imágenes que sostienen que las vacunas contra el nuevo coronavirus son las culpables del aumento de casos de hepatitis infantil.
Sin embargo, esto es falso. La UKHSA publicó un informe detallado en el que señala que no hay vínculo con la vacuna contra el coronavirus: “Se sabe que ninguno de los casos confirmados actualmente en niños menores de 10 años en el Reino Unido ha sido vacunado”.
En el Reino Unido sólo es posible administrar una dosis contra el coronavirus a los niños mayores de 5 años, ya que no se aprobó esta vacuna en población de menor edad.
Según el informe de UKHSA, los casos se dieron predominantemente en niños menores de 5 años, que mostraron síntomas iniciales de gastroenteritis (diarrea y náuseas) seguidos por la aparición de ictericia (coloración amarilla en la piel o en los ojos).
También la OMS negó que haya un vínculo entre los casos de hepatitis aguda de origen desconocido en niños y la vacuna COVID-19: “Las hipótesis relacionadas con los efectos secundarios de las vacunas COVID-19 no están actualmente respaldadas, ya que la gran mayoría de los niños afectados no recibieron la vacuna COVID-19”.
2. Publicaciones que culpan a la vacuna de Pfizer
Por otro lado, circula un contenido que sostiene: “Un estudio de Pfizer sugiere que la vacuna COVID-19 es la culpable del gran aumento de la hepatitis entre los niños”.
Sin embargo, esto también es falso y el estudio que se menciona en los posteos virales fue mal interpretado.
El estudio fue realizado por la Universidad de Lund (Suecia) -como explica el sitio de fact checking australiano Australian Associated Press- y explora cómo la vacuna COVID-19 de Pfizer/BioNTech podría afectar a las células de cáncer de hígado en placas de Petri, en condiciones de laboratorio. En la introducción del estudio se afirma que los autores “pretenden examinar el efecto del BNT162b2 (también conocido como la vacuna de Pfizer-BioNTech para el COVID-19) en una línea celular hepática humana in vitro e investigar si el BNT162b2 puede transcribirse inversamente en el ADN a través de mecanismos endógenos”.
La transcripción inversa es el proceso en las células a través del cual una enzima hace una copia del ADN (la molécula que lleva las instrucciones genéticas en los organismos vivos) a partir del ARN. Por ejemplo, el VIH utiliza la transcripción inversa para convertir su ARN en ADN viral. Endógeno significa producido dentro de un órgano y línea celular se refiere a las células utilizadas específicamente para fines de investigación. Huh7, la línea celular utilizada en este estudio, procede de tejido de cáncer de hígado tomado en 1982.
Los 2 autores del estudio de la Universidad de Lund, Yang de Marinis y Magnus Rasmussen, afirmaron que los resultados de su trabajo fueron “malinterpretados en muchos casos”. El estudio se llevó a cabo en un laboratorio con células en una placa de Petri, que no es lo mismo que un estudio con sujetos humanos porque “las líneas celulares difieren de las células de los organismos vivos”, escribió Rasmussen. Y agregó: “No hay ninguna razón para que nadie cambie su decisión de vacunarse basándose en este estudio”.
3. Publicaciones que culpan a la vacuna de Johnson & Johnson
Otro contenido que circuló en redes señala que el aumento de hepatitis en niños “está siendo causado por un adenovirus. J&J tenía un vector de adenovirus” (sic).
En primer lugar, como explicó PoliticFact en esta nota, esta vacuna no se utilizó en niños ya que fue aprobada para personas mayores de 18 años en Estados Unidos y Reino Unido.
Además, la vacuna de Johnson & Johnson utiliza vectores basados en adenovirus (el virus que causa el resfriado común). Es decir, utiliza partículas virales inocuas (que no pueden causar la infección) para transportar material genético a una célula huésped, en este caso, material del SARS-CoV-2 que contiene instrucciones para que el propio organismo produzca la proteína “espiga” del coronavirus.
Una vez que las células muestran la proteína espiga en su superficie, el sistema inmunitario la reconoce como un cuerpo extraño y responde mediante la creación de anticuerpos para defenderse contra el coronavirus.
Es importante destacar que un vector viral no replicativo es un virus (en el caso de la vacuna de Johnson & Johnson el adenovirus tipo 26) al que le falta el gen responsable de su reproducción, por lo que no representa ningún riesgo de infección para el organismo. Se utilizan vectores virales para transportar genes de otro virus contra el cual se quiere inmunizar.
Por lo tanto, es falso que la vacuna COVID-19 de Johnson & Johnson sea la culpable del aumento de los casos de hepatitis infantil de origen desconocido en el Reino Unido. La mayoría de los niños afectados no estaban vacunados contra el coronavirus. Además, las vacunas que cuentan con una plataforma conocida como vector viral utilizan una versión inofensiva de un virus, que no puede replicarse y enfermar a una persona.
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