La economía de Estados Unidos ha decrecido durante dos trimestres consecutivos. A partir de eso, el debate sobre si el país está, o no, en recesión está presente en medios, redes sociales y conversaciones familiares . En el segundo trimestre de 2022, el Producto Interno Bruto (PIB), que mide el valor de la producción del país, cayó un 0.9%, siguiendo la tendencia del primer trimestre del año, cuando bajó 1.6%.
Dos períodos consecutivos de contracción son considerados recesión por varios economistas y profesionales de la materia. Sin embargo, en el caso estadounidense no es una recesión oficialmente, porque el encargado de oficializar el estatus de recesión de la economía es el Buró Nacional de Investigación Económica (NBER, del inglés National Bureau of Economic Research), que aún no se ha pronunciado.
Explican en su sitio web que para hacer tal denominación se analizan más indicadores, no solo el PIB. Entre ellos están el mercado laboral, la inflación, el nivel de gasto de los consumidores, la producción industrial o la confianza que tiene la gente del país en la propia economía.
Aunque algunos de estos indicadores se muestran positivos, otros han seguido la misma dinámica que el PIB.
Te contamos los síntomas que llevan a decir que hay una recesión, y las condiciones por las cuales hay quienes, empezando por la Casa Blanca, dicen que no.
¿Qué es una recesión? Un concepto sobre el que no hay consenso
Cuando una economía, de un país o de una región, pasa por un período en el que caen la producción, los salarios de la población y el consumo, a esa contracción se la conoce como “recesión”. Suele acompañarse de un aumento en el desempleo y una reducción en acciones de más tamaño, como la adquisición de hipotecas.
Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), la entidad global que, entre otras cosas, otorga créditos a los estados, se entra en recesión cuando “cae la producción económica durante un período sostenido”. La longitud de ese período no está normada.
Ante la falta de consenso, son varios los economistas que toman como recesión una caída en la producción durante dos períodos de tres meses consecutivos.
Lo miden a partir del PIB, la variable que indica el valor de la renta generada por el país. Para calcularlo se suman el consumo, la inversión privada, el gasto público y el valor de las exportaciones, a lo que se resta el costo de las importaciones. O sea, la rentabilidad del país.
En este caso se usan los valores interanuales del PIB; es decir, el valor del período evaluado en comparación con el mismo momento del año anterior.
Durante el último trimestre de 2021, el PIB interanual estadounidense creció un 6.9%. Sin embargo, en el primero de 2022 cayó un 1.6%, y en el segundo volvió a descender, un 0.9% en este caso. Los datos más recientes aparecen en el último informe del Buró de Análisis Económico (BEA, del inglés Bureau of Economic Analysis), sección del Departamento de Comercio.
El doctor en Economía y profesor de la Georgia State University, Jorge Martinez-Vazquez, explica a Factchequeado que “el PIB es el indicador económico más simple y fácil de entender. Es por ello que nos basamos en él para explicar la recesión”.
El PIB y otros indicadores que se muestran negativos
Que el PIB había caído por segundo trimestre consecutivo se supo el 28 de julio pasado, con la publicación del informe correspondiente por parte del Buró de Análisis Económico. Sin embargo, ya en los días anteriores se hicieron pronunciamientos al respecto.
Una semana antes, el 21 de julio, la Casa Blanca publicó un texto titulado “¿Cómo determinan los economistas que se está en recesión?”. En él argumentan que “la caída del PIB interanual durante dos trimestres consecutivos no es ni la definición oficial ni la manera en que los economistas lo estudian”, y citan el resto de factores revisados por el NBER.
En el sentido opuesto, el senador por Florida Marco Rubio (Partido Republicano) colgó un video en su cuenta de Twitter el 27 julio pasado en el que dice que “los economistas se pondrán a discutir sobre si estamos en recesión o no, pero ese es un debate académico sin importancia para la población que sufre los altos precios de la gasolina, la vivienda y los alimentos”.
Senator Rubio: “Economists are going to argue about whether we're in a recession or not, but those are academic debates. They're meaningless to real people…"https://t.co/CjLuwExuMD pic.twitter.com/ObkSOMPkdr
— Senator Rubio Press (@SenRubioPress) July 27, 2022
Para el economista Martinez-Vazquez “tomar como referencia el PIB está totalmente justificado; en realidad, es difícil encontrar otros indicadores económicos que se muestren positivos cuando el PIB está en negativo. Todos los indicadores económicos están altamente correlacionados”.
Por ejemplo, veamos el Índice de Precios al Consumidor (IPC).Este es el indicador a partir del cual se mide la inflación. En junio, comparándolo con el mismo mes del año anterior, presentó una subida del 9.1%; es decir, los precios de los bienes de consumo y los servicios son, en conjunto, un 9.1% más altos que un año atrás.
Si analizamos mensualmente, la subida fue del 1.3% respecto a mayo, mes que ya había presentado un aumento interanual del 8.6%.Es la tasa de inflación más alta en 40 años.
Para hacerle frente, la Reserva Federal ha subido los tipos de interés en cuatro ocasiones desde marzo de 2022. Los dos años anteriores a ello, la tasa se mantuvo en el 0%. En este momento, los tipos marcados por dicha entidad están en el rango de 2.25% a 2.5%. El objetivo es “enfriar” la economía.
Con intereses elevados, se estimula la práctica del ahorro, porque resulta más rentable. Más importante que eso, se desincentiva el consumo, con lo que se pretende que quienes prestan servicios o venden bienes de consumo reduzcan sus precios, para que vuelvan a ser atractivos.
“Durante la pandemia de COVID-19 hubo muchos estímulos fiscales y monetarios, combinados con el golpe que vivió la economía global por las restricciones sanitarias. Todo eso junto ha llevado a una importante inflación en todo el mundo”, explica el economista de la Georgia State University.
Precisamente en mayo, con la inflación en 8.6%, el salario promedio, por hora, subió un 5.2%, es decir, a un ritmo inferior al que escala el costo de la vida.
La confianza de los consumidores también está en su mínimo histórico: 50.Desde 1985, The Conference Board lleva a cabo una encuesta sobre la confianza que tienen los ciudadanos sobre la economía de Estados Unidos. Partiendo del nivel de ese año, al cual se le asignan 100 puntos, todos los valores por encima de 100 suponen que hay una mayor confianza que en aquel momento. Por ejemplo, en enero de 2000, con el inicio del milenio, el índice estaba en 112.
En junio de 2022 bajó hasta el 50, siguiendo con la tendencia descendente que comenzó en abril de 2021. En ese momento estaba en 88.3.
La última vez que se declaró en recesión la economía estadounidense en febrero de 2020, el índice de confianza de los consumidores era de 101 puntos.
El caso del trabajo se sitúa en la frontera de los argumentos. En marzo y abril, el final del primer trimestre e inicio del segundo, se crearon 22,000 empleos menos. La dinámica se había detenido.
Sin embargo, este 5 de agosto, el Departamento de Trabajo publicó los datos correspondientes a julio, ya en el tercer trimestre de 2022. Para ese mes se reporta la creación de 528,000 nuevos empleos, una cantidad que rompe la barrera de los 400,000, algo que no se observaba desde febrero.
La tasa de desempleo se mantiene en 3.6%, mínimo histórico desde 1969 que tan solo se había registrado al comienzo de 2020, justo antes de que iniciara la pandemia por COVID-19.
Los factores positivos que se contraponen con la idea de recesión
Retomando aquellos indicadores evaluados por el NBER para definir las recesiones, y a los que se aferra la Casa Blanca, uno de ellos es el gasto de los consumidores. En junio pasado creció un 1.1%; en mayo, un 0.3% y, en abril, un 0.5% en relación con los mismos meses del año anterior.
El mercado laboral también tiene cifras favorables. En febrero, marzo y abril de 2022 la tasa de desempleo se mantuvo en el 3.6%, una cifra que, desde 1969, tan solo se había mejorado en el mes previo al estallido de la pandemia de COVID-19.
En junio, además, se sumaron 372,000 nóminas de nuevos trabajadores, aun cuando la proyección era a que serían 250,000.
Finalmente, el índice de producción industrial alcanzó los 104.3648 puntos, su máximo histórico. Este índice se ha mantenido constantemente al alza desde que en abril de 2020 cayera a 84.9590 puntos.
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