Hablar de una "adicción" a algo implica que se cumplan ciertos criterios relacionados con la salud: ya sea que nos está causando un estado de malestar o que gestionar el tiempo que dedicamos a una actividad queda fuera de nuestro control. Desde 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la adicción a los videojuegos como un trastorno más que puede considerarse y tratarse.
Qué criterios debes cumplirse para hablar de adicción a los videojuegos
Según explica a Maldita.es nuestro maldito Francesc Rodríguez Ruiz, doctorando en la Universidad CEU Cardenal Herrera con una tesis dedicada a la adicción a videojuegos, existen en la actualidad dos propuestas de criterios para identificar a una persona que sufre de adicción a los videojuegos, un tipo de trastorno dentro del paraguas de las adicciones conductuales (causadas por un comportamiento y no una sustancia).
Por un lado está el criterio del DSM-5, la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales que elabora la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. “Este propone el término ‘Internet Gaming Disorder’ (trastorno de videojuegos en internet), que se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego recurrente que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo por un periodo de 12 meses”. Bajo este criterio, explica Rodríguez, la persona debe presentar cinco de los siguientes síntomas para que se considere como una persona con este trastorno: “Preocupación u obsesión, abstinencia, tolerancia [al juego recurrente], pérdida de control, pérdida de interés, uso excesivo continuo, engaño, escape de sentimientos negativos y deterioro funcional.”
Por otro, el criterio de la CIE-11, la undécima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades que elabora la Organización Mundial de la Salud, que propone el trastorno por uso de videojuegos. “Se caracteriza por un patrón de comportamiento de videojuego persistente, tanto online como fuera de línea”, detalla el doctorando.
Este problema de adicción, según la OMS, presenta tres síntomas: deterioro en el control sobre el juego, incremento en la prioridad otorgada al juego ante otros intereses y actividades de la vida diaria y continuación o incremento del juego a pesar de que tenga consecuencias negativas. “El comportamiento debe ser evidente durante un período de al menos 12 meses para que se asigne un diagnóstico”, apunta, agregando que la duración requerida “puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves”.
Dicho lo anterior, ¿es el tiempo de juego un síntoma de adicción? Rodríguez sostiene que no: “El número de horas no es un criterio en sí de adicción”. No obstante, comenta que hay bibliografía (como este artículo que explora las diferencias en personas con diagnóstico de adicción y personas que simplemente juegan un excesivo número de horas) que correlaciona el número de horas con adicción a videojuegos, por lo que aunque por sí solo no es un indicativo de trastorno, sí que puede estar relacionado.
Intervenciones para prevenir la adicción a videojuegos
¿Tiene sentido limitar el tiempo de videojuegos para prevenir la adicción, como plantea China? La postura de Rodríguez es que esta medida, por sí sola, no sirve de mucho: “Limitar el número de horas de juego sin acompañarlo de otro tipo de intervenciones psicosociales o terapéuticas podría ser insuficiente”.
Según recoge un comentario de expertos publicado en la revista científica Neuroscience bulletin, la prevención de la adicción a los videojuegos pasa por “adoptar un sistema de prevención de tres niveles: universal, dirigida y detección y tratamientos tempranos”. El artículo destaca las intervenciones en la educación para que este trastorno sea conocido en la salud mental pública y las intervenciones psicológicas individuales para niños y adolescentes, “como la regulación emocional, control cognitivo y comunicación interpersonal”.
Otra de las medidas para prevenir la adicción a los videojuegos que cita el paper es la actuación en la familia, en la escuela y en el entorno social: “Es necesaria la educación sobre las habilidades de afrontamiento, la mejora de las relaciones familiares y las habilidades de comunicación entre padres e hijos, y el cuidado de las necesidades psicológicas de los niños y adolescentes”.
Por último, Rodríguez cuenta que a día de hoy no existen tratamientos específicos para la adicción a los videojuegos, aunque “las intervenciones psicosociales (terapia, entrevistas motivacionales) y los medicamentos mejoran el pronóstico”.