En las elecciones del 5 de noviembre de 2024 se va a elegir, entre otros, al presidente y al vicepresidente. ¿Cómo sabes que puedes confiar en que el resultado no será manipulado? Los condados, los estados y el gobierno federal tienen varias formas de asegurarse de que no vote nadie que no deba hacerlo, de que los ciudadanos voten libremente, de que se cuenten los votos de manera limpia y correcta, y de que nadie pueda alterar después el resultado.
CISA, la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructuras del gobierno federal, dice que es falso que se pueda manipular fácilmente el proceso y trata de desmentir los rumores al respecto. El más extendido, sobre todo desde que Donald Trump lo usó para justificar su derrota en 2020, es el de que multitud de extranjeros que no son elegibles para votar participan ilegalmente en las elecciones, sobre todo a través del voto por correo. Para CISA, las comprobaciones que hacen los funcionarios electorales de cada solicitud de voto por correo “protegen la integridad del proceso de voto por correo/en ausencia”. Por ejemplo, mediante la verificación de “la firma y la información enviada en el formulario con el registro de votante correspondiente”.
Un estudio del Brennan Center for Justice, una institución independiente aliada de Factchequeado, dice que el impacto del de los no ciudadanos es casi nulo. En 2016 analizaron 42 zonas del país con mucha población extranjera o donde había habido denuncias sobre extranjeros votando y vieron que los casos sospechosos (ni siquiera comprobados) no llegaban ni al 0,0001% de los votos. Para el Brennan Center “el voto masivo de extranjeros es una teoría de la conspiración”.
Otra de las acusaciones más habituales es la de que hay personas fallecidas que siguen en los registros de votantes y eso permite que otros voten en su nombre, pero CISA también considera que las medidas de revisión de firmas y comparación con los registros oficiales de defunciones hacen difícil que suceda algo así a gran escala. En total, un estudio de The Voting Rights Project entre 2000 y 2012 encontró apenas 633 casos de votantes fraudulentos en un período en que se habían celebrado centenares de elecciones con miles de millones de votos emitidos.
Además, como ya te hemos contado en Factchequeado, las autoridades tienen que intervenir si a cualquier votante le intimidan para que vote por algún candidato o para que no vote. También se protege el derecho al voto secreto, de modo que “las papeletas individuales, una vez emitidas, no puedan rastrearse e identifiquen a los votantes que las emitieron” y que existan “divisores entre las mesas de votación y requisitos de que los trabajadores electorales se mantengan alejados de los votantes mientras emiten sus votos”.
¿Se pueden ‘hackear’ unas elecciones?
La misma CISA durante el gobierno del propio Trump hizo una declaración junto otros expertos electorales en la que decía que la elección de 2020 “había sido la más segura de la historia” de los Estados Unidos y que “no había evidencia de que ningún sistema de votación hubiera borrado votos, cambiado votos, o hubiera estado comprometido de ninguna manera”. Por tanto, añadían, a pesar de “la desinformación sobre el nuestro proceso electoral, podemos asegurar que tenemos la mayor confianza en la seguridad e integridad de las elecciones y usted también debería tenerla”.
Por su parte, el Brennan Center for Justice ha denunciado que la maquinaria y los programas informáticos que usan muchos condados durante las elecciones está anticuada y puede ser vulnerable a ataques informáticos, pero cree que es falsa la teoría de Trump de una gran manipulación que cambió el resultado en 2020. Las cortes han estado de acuerdo, ya que en los más de 60 procesos judiciales abiertos por Trump y sus aliados al respecto, nunca un juez les ha dado la razón.
Según el reporte anual de las agencias de inteligencia sobre las amenazas a Estados Unidos, es probable que países como Rusia, China e Irán traten de influir en las elecciones presidenciales. Sin embargo, según CISA, “los sistemas y procesos utilizados por los funcionarios electorales para tabular los votos y certificar los resultados oficiales están protegidos por varias medidas de seguridad que ayudan a garantizar la precisión de los resultados”, incluyendo auditorías que compruebas que los resultados definitivos ofrecidos por los sistemas informáticos corresponden a los recibos en papel de las máquinas electorales.
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