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Cómo memorizamos mejor: ¿leyendo en pantalla y tecleando o agarrando un libro y escribiendo a mano?

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Si sólo tienes unos segundos, lee estas líneas:

  • Según varios estudios (que tienen algunas limitaciones), comprendemos mejor lo que leemos si es en papel frente a hacerlo en una pantalla.
  • No hay evidencias de que se logre memorizar mejor escribiendo a mano que tecleando.
  • Las circunstancias personales son más importantes que el soporte utilizado, según los expertos consultados.

Por Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado
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Te sientas a leer un libro en formato papel. Al rato, te das cuenta de que llevas varios párrafos sin enterarte de lo que pretendían contar las líneas que acabas de ojear. ¿Te ha pasado? ¿Crees que de haber leído lo mismo en una pantalla lo recordarías mejor o peor? La evidencia científica no es del todo clara sobre si nos distraemos más con un formato u otro. En primer lugar, porque son varios los factores que interfieren en nuestra atención. 

También porque no todas las pantallas son iguales ni se pueden comparar. Por último, las condiciones de las investigaciones de este fenómeno en un laboratorio hacen que los resultados no siempre sean extrapolables a la vida real. ¿Y si hablamos de tomar notas a mano o en digital? No hay diferencias claras respecto a retener la información entre teclear o escribir a mano, según varios estudios.

Los estudios científicos muestran mejor compresión en papel que en pantalla

Resulta que el cerebro humano no está preparado de forma innata para leer, como sí lo está para hablar o caminar. “Se adapta neuronalmente para hacerlo. La lectura es un aprendizaje que depende de la experiencia”, aclara Marta Portero, doctora en Neurociencia y profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona, a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado.

Algunos metaanálisis (recopilaciones de literatura científica a las que se aplica un análisis estadístico, lo que implica un alto nivel de evidencia) concluyen que comprendemos peor textos en soporte digital que en papel, especialmente si se trata textos expositivos o si leemos bajo presión temporal, es decir, cuando se cree que el tiempo para leer un texto es superior al tiempo disponible como cuando hacemos un examen. “Si no hay ese límite determinado para leer, el efecto negativo es menor”, aclara Portero.

“Los estudios sobre la lectura en papel muestran que, cuanto más lees, mayor es tu comprensión lectora. Lo paradójico es que con los nuevos tipos de lectura digital, a partir de 2014-15 ya no es así: cuanto más se lee en digital, menor es la comprensión lectora”, afirma Ladislao Salmerón, director de la Estructura Interdisciplinar de Lectura de la Universitat de València, y coautor de varios metaanálisis al respecto.

El problema, según aclara Salmerón, no es el propio formato de la pantalla, sino las distracciones: la capacidad del cerebro para operar en multitarea (hacer varias cosas a la vez) es un mito y sólo es posible si incluye actividades sencillas o tenemos una de ellas muy automatizada, por lo que casi siempre supondrá una pérdida de atención inevitable. 

El último metaanálisis publicado por Salmerón compara el nivel de comprensión de un texto leído en tablet con el mismo texto leído en papel: “En general tendemos a comprender un poco menos la información en pantalla que la misma información en papel”, aunque el efecto es pequeño. “En nuestra interacción con las pantallas, tendemos a adoptar un modo de procesamiento que favorece más la inmediatez y el llegar a mucho contenido más que a la elaboración en profundidad de cierta información”, añadió el experto.

Con la lectura digital perdemos los anclajes que usamos para leer en papel, indicó Navarro. “De forma inconsciente recordamos la información en relación con dónde estaba dentro de una página o en qué parte del libro. El libro tiene un tacto, un tamaño y un peso que influye en nuestra habilidad lectora. Esto se diluye en digital: todos los libros son iguales”, aclara el profesor del Máster de Edición Digital.

Hay críticas a ciertos aspectos de los estudios

No obstante, Portero destaca que la mayoría de estudios sobre la lectura en pantallas usan computadoras, tablets o móviles. En general, hay menos estudios con libros electrónicos (ebook) y, cuando se han hecho, en algunos no se ha visto diferencia con el papel. De hecho, según la neurocientífica, el ebook puede ser una alternativa interesante para disminuir los efectos negativos de la lectura digital. Además, para Joan Carles Navarro, la lectura en digital tiene ciertas ventajas. Entre ellas, convertir al lector de un ser pasivo a “un lector social, activo, que produce nuevo contenido e interactúa con otros lectores sobre la misma obra y con los autores” a través de redes sociales.

Aurora Gómez Delgado, psicóloga clínica en Corio Psicología, considera difícil comparar las investigaciones porque “no tiene nada que ver la experiencia de leer en tableta o ebook, a pesar de que ambas sean pantallas”. Aunque se encuentre sistemáticamente que leer en papel da mejores resultados que hacerlo en digital, “son situaciones de laboratorio”: “La lectura real en nuestro día a día incluye cookies, anuncios, links y otras distracciones. No es comparable leer narrativa en papel que una noticia en un periódico. Es complejo comparar y hacerlo entre un ebook y un ordenador o un smartphone es un error”, destaca Gómez. 

José Ángel Morales García, profesor e investigador científico en Neurociencia en la Universidad Complutense de Madrid, apunta que “no hay evidencias de que la memoria o la concentración per se sea mejor en papel que en pantalla”, ya que cualquier resultado puede “estar influenciado por una multitud de factores relacionados con el lector, el texto y el contexto de lectura”. Morales añade que la investigación sobre lectura digital sigue siendo un campo en desarrollo y poco explorado, por lo que “es prematuro llegar a una conclusión definitiva”.

“Los estudios de laboratorio excluyen a personas neurodivergentes (personas en el espectro autista o con otros diagnósticos como la dislexia, la depresión y el trastorno de déficit de atención, entre otros) con problemas de salud mental, lo que supone un sesgo muy importante”, como incide la psicóloga clínica. “Tanto la depresión como la ansiedad y situaciones que nos desbordan pueden afectar negativamente a la lectura. Los problemas de salud mental de la generación millenial (aunque no hay consenso, habitualmente se refiere las personas nacidas entre 1981 y 1996) más jóvenes pueden interferir con esta capacidad”, continúa Gómez, y señala que una queja frecuente cuando alguien empieza terapia psicológica es que no consigue concentrarse o disfrutar del leer. 

Una menor cantidad de interrupciones y una interacción táctil con el material podrían favorecer una mayor inmersión y concentración en la lectura en papel frente a la pantalla, explica en The Conversation Dunia Martínez Fortuny, profesora de CLIL y Métodos y tendencias de investigación en la educación bilingüe de la Universidad Internacional de Valencia. También destaca que “las preferencias personales y el contexto específico de cada lector juegan un papel determinante en el efecto que cada formato tiene sobre la concentración y el aprendizaje”.

Sin diferencia general entre memorizar escribiendo a mano o tecleando

Aclarado (en la medida de lo posible) qué ocurre al leer, ¿sucede lo mismo si hablamos de escribir?. “La escritura a mano como mucho da ventaja a los lectores incipientes, para aprender las letras”, pero no supone ventaja alguna en retener la información sobre lo que escribimos. “Lo importante es que pensemos en el significado, no si escribimos a mano o a máquina”, afirma en X Héctor Ruiz Martín, director de la International Science Teaching Foundation e investigador de la psicología cognitiva de la memoria y el aprendizaje en base a varios estudios (1, 2, 3, 4 y 5).

Lo que se sabe sobre cómo funciona la memoria sugiere que la diferencia no se encuentra tanto en la forma en la que escribamos sino en cómo vamos dando significado a las letras, las palabras y los textos, lo que se llama el procesamiento semántico, concluye el investigador. Además, Aurora Gómez recuerda la importancia de considerar en la escritura las habilidades motoras: “Las personas con dislexia son discapacitadas para escribir en papel, pero lo hacen sin problema a ordenador. La propia metodología [de los estudios en los que se analiza esto] va a ser significativa” en los resultados. 

“Si nos ponemos puristas con las personas que escogemos en los estudios sobre escribir, nos quitamos a gente que tiene otra lengua materna o personas que aprendieron a escribir tarde”, añade. “La respuesta sobre si es mejor escribir a mano o a ordenador o smartphone es que depende: utiliza lo que te venga mejor según las circunstancias o el contexto individual que te haga escribir mejor”, concluye la psicóloga clínica.

Los estadounidenses cada vez leen menos, según estudios

En 2022, una investigación de la encuestadora Gallup encontró que los estadounidenses estaban, en promedio, leyendo menos libros que antes. Gallup ha hecho estudios similares desde el año 1990.

Según los resultados, en 1990 los estadounidenses leyeron en promedio 15.3 libros completos o en parte. En 2016 la cifra fue de 15.6 libros. Pero en 2022 el número disminuyó a 12.6.

Similarmente, un estudio publicado en 2023 llevado a cabo por el National Endowment for the Arts (agencia federal que invierte en arte y en educación artística) encontró que el porcentaje de estadounidenses que leyeron al menos un libro en 2022 fue de 48.5%, una reducción del 6% en comparación con el mismo estudio llevado a cabo en 2012.

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