Cada año, aproximadamente 4,500 personas mueren ahogadas en Estados Unidos, según los CDC, encargados del control de enfermedades. De hecho, el ahogamiento es la principal causa de muerte entre niños de 1 a 4 años y más de la mitad (55%) de los adultos nunca ha tomado una clase de natación. Entre los mitos más extendidos sobre el ahogamiento, la organización Stop Drowning Now menciona la creencia errónea de que este suele ser ruidoso, que los flotadores pueden sustituir al chaleco salvavidas y a la supervisión adulta y que no existen riesgos en aguas poco profundas o dentro del hogar.
Te explicamos cómo prevenir estos accidentes y qué hacer en caso de que se produzcan.
Consejos para prevenir ahogamientos
Los ahogamientos son prevenibles, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los CDC.
Este último organismo da varios consejos para evitarlos:
Aprender a nadar. Un estudio de los CDC indica que 3 de cada 4 adultos hispanos (72%) en Estados Unidos reportaron no haber tomado nunca una clase de natación. Hacer accesibles las clases de natación puede salvar vidas, según el organismo. Muchas ciudades a través de sus departamentos de parques y recreación ofrecen clases de natación para niños y adultos a precios muy bajos o, incluso, gratuitas. Organizaciones como la Cruz Roja dan clases de natación y seguridad acuática, en ocasiones gratuitas o a bajo costo.

Supervisión constante. “Los niños que han tomado clases de natación aún necesitan supervisión de cerca y todo el tiempo cuando estén en el agua o en sus alrededores”, indicaron los CDC.
Instalar cercas alrededor de piscinas. Las cercas deben ser de al menos 4 pies de altura, rodear completamente la piscina y tener puertas que se cierren con seguro automáticamente.
Usar chalecos salvavidas. “Todas las personas de todas las edades y destrezas para nadar deben usar chalecos salvavidas cuando estén en botes o vehículos para navegar”, señaló el organismo.
Evitar el consumo de alcohol en actividades acuáticas. No tomar alcohol antes o mientras nadas, navegas o supervisas a niños en el agua. El alcohol “afecta la razón, el equilibrio y la coordinación”.
Aprende a reconocer y responder si una persona necesita ayuda y cómo hacer reanimación cardiopulmonar (RCP o CPR, por sus siglas en inglés). Ello puede salvar vidas mientras llega ayuda de emergencia en caso de ahogamiento.
Cómo hacer la RCP: pasos clave para salvar una vida tras un paro cardíaco
Se debe asumir que cualquier persona rescatada del agua que no respira con normalidad y no responde está sufriendo un paro cardíaco; es decir, su corazón ha dejado de latir. Así lo indicó la Asociación Estadounidense del Corazón que, en ese caso, considera fundamental iniciar la reanimación cardiopulmonar (RCP) de inmediato.
El primer paso, según el organismo, debe ser comprobar si la persona responde. Luego, hay que llamar al 911 o, si hay otras personas cerca, pedir a alguien que haga la llamada. Los operadores del 911 pueden guiar a los rescatistas durante el proceso de la RCP. Mientras tanto, se debe comenzar la reanimación cardiopulmonar y, si hay un desfibrilador externo automático (DEA) disponible, otra persona debe ir a buscarlo sin detener la RCP para hacerlo.
Para realizar la RCP correctamente, se coloca la base de una mano en el centro del pecho, se pone la otra mano encima y se entrelazan los dedos. Después, hay que empujar directamente hacia abajo con fuerza y rapidez realizando de 100 a 120 compresiones por minuto. “Ese es el ritmo de la canción “Stayin' Alive” de los Bee Gees. También puedes hacer que alguien busque ‘metrónomo’ en Google e ingrese ‘110’”, indicó el organismo.
Lo ideal es realizar 2 respiraciones de rescate, seguidas de 30 compresiones torácicas. Si la persona que asiste no está entrenada, no puede o no se siente capaz de hacer las respiraciones, se recomienda al menos realizar compresiones torácicas continuas hasta que llegue ayuda médica.
Uno de los principales errores sobre la RCP, según José Cabañas, director médico del condado de Wake, en Carolina del Norte, es pensar que puedes hacerle daño a alguien que está en paro cardíaco: “El mayor riesgo es no hacer nada”.
“Hay más riesgo en quedarse sin actuar que en intentar ayudar a una persona que colapsa frente a ti”, indicó. Las leyes del buen samaritano protegen a quienes intervienen para salvar una vida, según la Asociación Estadounidense del Corazón.
Elizabeth Hunt, profesora de medicina de atención crítica pediátrica en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, lo resume así: si el corazón de la persona se detuvo, “ya está muerta”. Así que cualquier lesión causada por intentar reanimarla nunca será peor que no hacer RCP, como destacó la Asociación Estadounidense del Corazón.
Corrientes de retorno: cómo reconocerlas y qué hacer si te atrapan
Las corrientes de retorno también son peligrosas en playas y en los Grandes Lagos, según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés). Estas corrientes, conocidas como corrientes de retorno, son fuerzas que a veces el agua ejerce mar adentro, retrocediendo desde la orilla hacia el interior, como te explicamos en esta nota de Factchequeado.
La Asociación de Salvavidas de Estados Unidos (ULSA) indicó que normalmente se forman en las rupturas de los bancos de arena y también cerca de estructuras como embarcaderos y muelles.
El NWS destacó que estas corrientes son la causa de más de 100 muertes cada año en Estados Unidos y representan más del 80% de los rescates realizados por los socorristas en las playas de surf.
¿Qué apariencia tienen? La de un río que se introduce hacia el fondo del mar. La USLA las define como “una brecha estrecha de aguas más oscuras y aparentemente más tranquilas entre las áreas de olas rompientes y aguas bravas”.
Además de que su color suele tener un tono diferente, otra característica en la que fijarnos para identificarlas es la presencia de “una línea de espuma, algas o escombros que se mueven hacia el mar”.
Para evitar los posibles riesgos asociados a estas corrientes, el organismo aconsejó reconocerlas y nadar siempre en playas con socorristas. Parte del riesgo que supone este fenómeno viene dado por la reacción del bañista involucrado: si este entra en pánico e intenta nadar a contracorriente, puede cansarse fácilmente y ahogarse.
En el caso de entrar en una de ellas, el NSW recomendó mantener la calma y no luchar contra la fuerza del mar, sino tratar de nadar pausadamente en paralelo a la costa hasta salir de ella para llegar a tierra, la solución más eficaz.
Si no puedes salir nadando de la corriente, el organismo aconseja flotar en el agua hasta salir de la corriente y después nadar hacia la orilla. Si tras intentarlo no eres capaz de llegar a tierra, “llama la atención agitando el brazo y gritando pidiendo ayuda”.
“Si ves a alguien en apuros, no te conviertas tú también en una víctima”, afirma el NWS. En ese caso, lo mejor es solicitar ayuda a un socorrista o, si no hay, pedir a alguien que llame al 911. El NWS también sugiere lanzar a la víctima algo que flote, como un chaleco salvavidas, una nevera (cava) o una pelota inflable y gritarle instrucciones sobre cómo escapar.
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