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9 afirmaciones falsas o sin evidencia científica de un reconocido experto en farmacología sobre las vacunas contra la COVID-19 en el Congreso de España

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Se han viralizado las declaraciones del profesor honorario en la Universidad Autónoma de Barcelona  Joan-Ramon Laporte Roselló sobre las vacunas contra la COVID-19 en la Comisión de Investigación relativa a la gestión de la vacunación en España, que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados el pasado 7  de febrero. 

A pesar de que el catedrático reconoce la efectividad de las vacunas contra la COVID-19, en su declaración hizo varias afirmaciones falsas, sin evidencia científica. 

1. Las vacunas de ARN mensajero sí son vacunas

aporte afirma que las vacunas de ARN mensajero (o ARNm) de Pfizer y Moderna no son verdaderas vacunas según la definición de la RAE.

"Conviene recordar aquí, que el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define una vacuna como, cito: 'Preparado de antígenos que administrado a un organismo provoca en él una respuesta de defensa'. Según esta definición, las llamadas vacunas de Pfizer y Moderna no son verdaderas vacunas. Son fármacos basados en una tecnología nunca usada en terapéutica hasta ahora y menos en campañas masivas".

"Utilizar la definición de la RAE para indicar que las vacunas de ARN mensajero no son vacunas como tal, no tiene demasiado sentido científicoLas vacunas de ARNm reciben esta denominación en la literatura científica desde antes de la pandemia de COVID-19", le dice Miguel Marcos Martín, médico internista en el Hospital Universitario de Salamanca y profesor titular de la Universidad de Salamanca (USAL), a Maldita.es

Salvador Bergoñón Fuster, experto en investigación clínica y epidemiológica y profesor en el departamento de Farmacología de la Universidad de Barcelona, le explica a Maldita.es que "formalmente" una vacuna de ARNm no introduce en nuestro organismo un "antígeno", pero sí logra inducir una respuesta inmunitaria.

Las vacunas de ARN mensajero son un nuevo tipo de vacunas que presentan ciertas ventajas, como que son seguras, eficaces y son más fáciles y baratas de producir. De hecho, se han investigando vacunas de este tipo también para enfermedades como la malaria, el VIH e incluso algunos tipos de cáncer.

De hecho, encontramos otras definiciones del término 'vacuna' que sí se ajustan al método con el que se ha diseñado las vacunas de ARNm. Por ejemplo, en el diccionario de términos médicos de la Real Academia Nacional de Medicina de España: "Preparado de antígenos o de otros productos biológicos (p. ej., ácidos nucleicos) que se administra a una persona o a un animal con el fin de inducir en su organismo una respuesta inmunitaria que lo proteja contra una enfermedad infecciosa, sin generar la enfermedad". 

2. Las vacunas han demostrado su eficacia frente a la mortalidad por COVID-19 en el mundo rea

Laporte asegura lo que los ensayos clínicos que han llevado a la aprobación del uso de las vacunas contra la COVID-19 no demuestran que estas salven vidas:

"Los ensayos clínicos, que son considerados la principal fuente de pruebas sobre la eficacia de los tratamientos, de las vacunas médicas, no muestran que las vacunas reduzcan la mortalidad"

Marcos Martín explica que, aunque el objetivo primario de los ensayos iniciales fue analizar la seguridad de la vacuna y su eficacia para prevenir infecciones por el virus, y no la mortalidad, su eficacia para evitar fallecimientos por la enfermedad sí se ha demostrado en la práctica.

Pero los ensayos clínicos de las vacunas lo desmientes. En el ensayo de Pfizer hubo 162 casos de COVID-19 en el grupo placebo y ocho en el grupo de la vacuna. La vacuna tuvo una eficacia del 95% en la prevención de la enfermedad. En el ensayo de Moderna, hubo 185 casos de COVID-19 en el grupo placebo y 11 en el grupo de la vacuna, por lo que la eficacia fue del 94.1%.

"Posteriormente, se han llevado a cabo numerosos estudios observacionales que muestran con claridad el beneficio en términos de supervivencia que supone recibir una pauta completa vacunal frente a no estar vacunado. Por tanto, puede ser confuso afirmar que las vacunas no reducen la mortalidad, dado que está comprobado que sí lo hacen", destaca Marcos Martín. Por ejemplo en España, según los datos publicados por el Ministerio de Sanidad, los casos, las hospitalizaciones y los fallecimientos son menores entre las personas vacunadas frente a las que no lo están.

En esta misma línea, Alberto García-Salido, pediatra e intensivista del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madridha señalado, desde su perfil de Twitter, que los ensayos clínicos sirven para demostrar seguridad y eficacia "en contexto de investigación". Pero afirma que "las vacunas han demostrado que son estupendas evitando hospitalización y muerte donde importa: el mundo real". 

3. Los participantes de los ensayos clínicos de Pfizer y moderna que han fallecido: no hay evidencias de que las muertes estuvieran relacionadas con la vacuna

Laporte también menciona el número de participantes de los ensayos clínicos de Pfizer y Moderna que han fallecido, tanto en el grupo placebo como en el grupo que recibió la vacuna:

"En el de Pfizer, se registraron 14 muertos en el grupo placebo y 15 en el grupo vacunado, no me he equivocado, una muerte más en el grupo vacunado que en el grupo placebo. En el ensayo de Moderna, se registró el mismo número de muertes, 14 en cada grupo. No, señorías, los ensayos clínicos no han demostrado que las vacunas salven vidas".

Roger Solanas, farmacéutico y experto en ensayos clínicos, indica que Laporte "compara los datos de fallecidos publicados en los ensayos sin aclarar si están relacionados con la vacuna, con el COVID o con otra causa".

Como podemos ver en el estudio sobre la seguridad y la eficacia de la vacuna de Pfizer seis  meses después de la vacunación, publicado por The New England Journal of Medicine (NEJM), es cierto que murieron 15 participantes del grupo de la vacuna y 14 del grupo placebo en la fase de ciego (antes de conocer quién tomó el placebo y quién no). No obstante, los investigadores consideraron que ninguna de estas muertes estaba relacionadas con la vacuna

De los participantes en el ensayo de la vacuna de Moderna, según recoge este estudio publicado también en la revista NEJMhan fallecido 32 en total, 16 en cada grupo (no 14, como dice Laporte). Pero, de nuevo, "ninguna muerte se consideró relacionada con las inyecciones de placebo o vacuna" y 4 se atribuyeron a la COVID-19 (3 en el grupo de placebo y una en el grupo de la vacuna). 

En cualquier caso, como hemos señalado anteriormente, lo que midieron los ensayos clínicos fue la efectividad de la vacuna para evitar infecciones por COVID-19 y los datos en el mundo real demuestran que las vacunas sí salvan vidas.

4. Las vacunas contra la COVID-19 siguen siendo eficaces frente a la hospitalización y las formas graves de enfermedad causadas por la variante ómicron

Laporte también asegura que las vacunas no han funcionado frente a la variante ómicron del SARS-CoV-2:

"No tenemos ningún dato que nos indique que las vacunas han evitado la mortalidad por ómicron, no tenemos y debemos reconocer esto"

Según la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), los resultados de estudios publicados recientemente muestran que la efectividad de la vacuna frente a la COVID-19 sintomática es menor para la variante ómicron que para otras. Por lo tanto, es más probable que personas vacunadas desarrollen la enfermedad debido a esta variante.

Sin embargo, la agencia señala que hay estudios que demuestran que la vacunación "continúa brindando un alto nivel de protección contra la enfermedad grave y hospitalizaciones relacionadas con la variante ómicron". Por ejemplo, un estudio realizado en Sudáfrica y publicado en la revista NEJM apunta que las personas que recibieron dos dosis de la vacuna de Pfizer tienen hasta un 70% de protección frente a la hospitalización.

5. La vacuna contra la COVID-19 para niños y adolescentes es segura

Respecto a la vacunación de niños y adolescentes, Laporte cuestionó su necesidad y afirmó que "probablemente" en estos grupos las vacunas causen más muertes que la enfermedad

"No está tan claro que sea necesario vacunar a los niños y a los adolescentes, porque probablemente en estos grupos acabemos sabiendo, probablemente digo, pero no está descartado, que las vacunas causan más muertes que no la enfermedad"

Sin embargo, tanto la vacuna para adolescentes como la vacuna para menores de 12 años han demostrado ser seguras y eficaces.

Los efectos secundarios más comunes de la vacuna de Pfizer en niños de 5 a 11 años "son similares a los de las personas de 12 años o más". Esto incluye el dolor en la zona del pinchazo, enrojecimiento en hinchazón en esa zona, cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular y escalofríos. "Estos efectos suelen ser leves o moderados y mejoran a los pocos días de la vacunación", asegura la EMA.

"La vacunación de los niños no causa muertes (...) Además, la vacuna de Pfizer que se administra a los niños de 5 a 11 años contiene un tercio de la cantidad de antígeno de la del adulto. La vacuna para niños de 6 meses a 4 años que se acaba de presentar a la FDA contiene todavía menos cantidad", indica a Maldita.es Fernando Moraga-Llop, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV)

Lo mismo destaca a Maldita.es Guillermo López Lluch, catedrático de Biología Celular de la Universidad Pablo de Olavide: "Si niños de 12 años en adelante no han presentado efectos adversos con una dosis tres veces superior, no se puede afirmar que, en niños menores, con una dosis menor, vaya a ocurrir".

6. La miocarditis es un efecto secundario de las vacunas de ARN mensajero poco frecuente

En relación con la miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) y la pericarditis (inflamación de la membrana que rodea el corazón), Laporte afirmó lo siguiente:

"Ustedes habrán visto o habrá oído hablar de jugadores de fútbol famosos e incluso de espectadores de espectáculos deportivos que colapsan en mitad del partido. Son personas vacunadas que tienen problemas cardíacos, posiblemente atribuibles a la vacunación y de eso no se habla"

Como apunta la EMA, con las vacunas de Pfizer y Moderna para mayores de 12 años existe un riesgo "muy raro" de sufrir miocarditis y pericarditisLa incidencia es muy baja, de hasta un caso por cada 10.000 personas vacunadas. Y, según los datos analizados por la agencia, el riesgo es mayor en hombres jóvenes. En cualquier caso, la EMA sigue recomendando el uso de estas vacunas porque los beneficios superan a los riesgos de sufrir la enfermedad grave y las posibles complicaciones. "Y como muestra la evidencia científica, reducen las muertes y hospitalizaciones por COVID-19", señala la EMA.

"Las miocarditis que pueden aparecer como efecto secundario de las vacunas de ARNm son muy infrecuentes y en general de buena evolución", apunta por su parte Moraga-Llop.

7. Jugadores de fútbol no han colapsado masivamente tras recibir la vacuna contra la COVID-19

Además, Laporte hace referencia a jugadores de fútbol que han "colapsado" en mitad de partidos. En este sentido, desde Maldita.es ya verificamos las desinformaciones que relacionaban el problema cardíaco del futbolista Sergio 'Kun' Aguero con la vacuna contra la COVID-19

También han circulado otros contenidos que apuntan que 350 deportistas fallecieron o sufrieron lesiones durante 2021 tras vacunarse contra el coronavirus, algo que ha sido desmentido por Chequeado, medio que forma parte de la International Fact-Checking Network (IFCN) al igual que Maldita.es.

8. Los datos del mundo real han demostrado aún más la efectividad de las vacunas en los ensayos clínicos

En un punto de su comparecencia, Laporte cuestionó la diferencia de incidencia de COVID-19 entre el grupo placebo y el de la vacuna en los ensayos clínicos, indicando que esta es de menos de un punto porcentual. Esto es cierto, pero hay que agregar que estos datos son en condiciones controladas de investigación y que, en el mundo real, las vacunas han demostrado aún más efectividad que la que recogieron los ensayos.

“No obstante, la realidad fue que la incidencia de PCR positiva para COVID, ni tan solo enfermedad clínica, sólo PCR positiva, había sido de menos de 1% en el grupo placebo comparado con 0,04% en el grupo vacunado, una diferencia de menos de 0,9% en términos absolutos, menos de un 1%”.

El ponente señala algo que es cierto: que los casos de COVID-19 en el grupo placebo del ensayo de Pfizer (162 casos entre 21.728 personas) suponen menos del 1% (concretamente, el 0,75%) y que en el grupo vacunado (ocho casos entre 21.720 personas) es del 0,04% (0,037%, para ser exactos) y que esto es una diferencia de menos de un punto porcentual.

El periodista de el diario español El País especializado en salud Pablo Linde explica en este tuit lo que supondría esta diferencia de un punto porcentual en una ola de COVID-19 en España.

Además, estos datos que señala Laporte son de la eficacia demostrada en ensayos clínicos, es decir, en condiciones controladas y con un importante número de voluntarios (en el caso del estudio principal de Pfizer, 43.548 personas). En el mundo real, cuando se vacuna a toda una población, la efectividad que están demostrando las vacunas es aún mayor que ese punto porcentual que señala el compareciente. 

En este artículo de Maldito Dato explicamos la diferencias de hospitalizaciones, fallecimientos e incidencia de COVID-19 entre población vacunada y no vacunada de España, actualizado a 12 de diciembre de 2021 (antes de que la variante ómicron fuese dominante). 

9. Sí hay evidencias de que las vacunas contra la COVID-19 reducen el contagio de la enfermedad, pero no lo evitan al completo

Laporte dijo lo siguiente en su comparecencia en la Comisión de Investigación del Congreso:

Está claro que las vacunas no evitan la transmisión de la enfermedad, aunque algunos comparecientes lo han dicho con la boca pequeña. No la evitan. De modo que el pasaporte o certificado COVID carecía de base científica y, además, puede haber contribuido a aumentar el número de casos, puesto que daba una falsa sensación de seguridad a quienes lo obtenían.”

Como hemos explicado anteriormente en Maldita.es, los ensayos clínicos de las vacunas no evaluaron si este preparado evitaba el contagio, sino que se quería probar la eficacia para evitar la enfermedad del coronavirus y sus efectos más graves (hospitalización y muerte).

Tras más de un año desde que comenzaron las campañas de vacunación, sabemos que las vacunas no evitan al 100% que el coronavirus se transmita de persona a persona. Pero sí hay evidencias del mundo real que indican que las vacunas reducen el contagio y que una persona vacunada es menos contagiosa que una no vacunada.

Antes de la variante ómicron, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, siglas en inglés) destacan en su resumen científico que el riesgo de transmisión se reduce "sustancialmente" en personas vacunadas en comparación con no vacunadas. 

Un estudio publicado en el NEJM que exploró la transmisión de la COVID-19 en Inglaterra a principios de 2021 (con la variante alfa como dominante) concluyó que una sola dosis de la vacuna reduce la posibilidad de contagiarse de un conviviente del mismo hogar entre un 40-50% en comparación con aquellos hogares en los que nadie se había vacunado. Una investigación posterior concluyó que con la variante delta este efecto era menor que con alfa, pero seguía existiendo.

Después de la llegada de ómicron, que es una variante con mayor capacidad de contagio y de escape inmunitario, según la OMS y el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedadeshacen falta más estudios que vean si las vacunas también reducen la transmisión

Por todo ello, los CDC insisten en que las vacunas —tanto la pauta completa como las dosis de refuerzo— son la mejor medida de salud pública para proteger a otras personas de contraer la COVID-19 y reducir la posibilidad de que aparezcan nuevas variantes, como ha sucedido con ómicron. A su vez, destacan otras intervenciones como el uso de mascarillas en espacios de más riesgo de transmisión: interiores, lugares con mala ventilación y eventos llenos de gente en los que no se pueda mantener la distancia de seguridad.


Primera fecha de publicación de este artículo: 06/03/2022

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