Debido a la escasez de leche de fórmula que está sufriendo Estados Unidos, en los últimos días comenzaron a circular por Facebook varios posteos (en español y en inglés) en los que se explica cómo hacer una especie de receta casera de este producto. La publicación tiene, por un lado, una fotografía de lo que parece una receta casera de fórmula para bebés de 1960; y, por otro, varias capturas de pantalla de una página web sobre cómo llevar a cabo este producto.
Pero esto es una mala idea: está absolutamente desaconsejado fabricar una leche de fórmula “casera”. Estas fórmulas no sólo no cuentan con la aprobación de la Federal Drug Administration (FDA), sino que existe un riesgo para la salud del lactante. Te lo explicamos.
Los riesgos: mala combinación de ingredientes, malnutrición y contaminación
En una publicación de la FDA dedicada a información básica sobre leche de fórmula infantil, la administración advierte en primer lugar que no se debe preparar ni alimentar a bebés con estas fórmulas caseras. “No han sido evaluadas por la FDA y pueden carecer de nutrientes vitales para el crecimiento del bebé”.
Las fórmulas para bebés, al igual que otros alimentos y medicamentos, necesitan seguir las regulaciones de la FDA para que puedan ser comercializadas en Estados Unidos. Este producto cuenta con regulaciones adicionales al tratarse de un alimento esencial para los recién nacidos hasta los seis meses de vida, una población vulnerable y en un momento crítico para su crecimiento y desarrollo. Durante este tiempo, un bebé necesita leche materna o leche de fórmula para sobrevivir.
Así, hay riesgos a los que se expone un bebé que ingiera una leche de fórmula hecha en casa sin las garantías de la FDA. En primer lugar está elegir una combinación de ingredientes que puedan resultar dañinos para el recién nacido. Como explica el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido, la leche de fórmula es un producto hecho a partir de la leche de vaca -aunque se pueden preparar con leche de otras procedencias- que se ha tratado y modificado para que sea apropiada para bebés. Entre las modificaciones está la inclusión de proteínas, azúcares, grasas, vitaminas y minerales que son esenciales para la salud del bebé e intentan emular la leche materna. Por otro lado, existe el peligro de que el lactante se desarrolle sin recibir los nutrientes esenciales en este momento de su vida, lo que puede crear una situación de malnutrición.
“La agencia tiene requisitos para ciertos nutrientes en las fórmulas para bebés que se venden en el comercio interestatal, y si la fórmula no contiene estos nutrientes, o no están por encima del nivel mínimo o dentro de su determinado rango, la fórmula para bebés está adulterada. La agencia puede tomar medidas para retirar del mercado las fórmulas adulteradas”, indica la FDA.
Por último, como ya contamos en Factchequeado, la leche de fórmula requiere de ciertos tratamientos para asegurar que se administra de una manera correcta y segura y, a su vez, evitar contaminaciones del producto. Esto se consigue siguiendo una serie de pasos (como los que indica el tecnólogo de alimentos Miguel Ángel Lurueña) y siguiendo las instrucciones del envase. La fórmula casera, que no cuenta con ninguna instrucción, tiene más riesgo de causar una contaminación peligrosa para el bebé.
Otras acciones a evitar: añadir agua adicional o fórmulas importadas
Además del peligro que supone dar a un bebé una fórmula casera -y por tanto, insegura-, existen otras acciones que madres y padres deben evitar por el bien de la salud del pequeño, como añadir agua adicional para intentar “extender” la fórmula ya comprada o comprar fórmulas importadas de Europa u otros países.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) ha publicado un artículo dedicado a la escasez de leche de fórmula para bebés, con los consejos del médico de familia y pediatra Steven A. Abrams. Así, destaca que poner más agua en la fórmula puede ser peligroso y provocar desequilibrios nutricionales para el bebé. “Si bien puede ser tentador diluir la fórmula para estirarla, ¡nunca debe hacer eso!”, insiste, recomendando que se mezcle la fórmula en polvo según las indicaciones del fabricante.
Por otra parte, Abrams pone el foco en la leche de fórmula importada desde Europa u otros países de América. Aunque es cierto que la composición de estas fórmulas puede ser adecuada para los estándares de Estados Unidos, su importación debe hacerse manteniendo unas condiciones de temperatura de transporte y seguridad que la FDA supervisa.
Qué hacer en caso de escasez de leche de fórmula
El pasado 11 de mayo, la FDA anunció que está tomando “medidas importantes” para mejorar el suministro de fórmula infantil. La administración afirmó en este comunicado que, entre otras cosas, está monitorizando el estado del suministro de fórmula usando 21 Foward, un sistema que ya empleó durante la pandemia de COVID-19; reuniéndose con los principales fabricantes; ayudando a introducir productos seguros en el mercado; y acelerando los certificados para flexibilizar el movimiento de productos desde el extranjero.
Así, existe una serie de consejos seguros de la AAP que pueden facilitar a padres, madres y cuidadores obtengan leche de fórmula si lo necesitan:
- Chequee en almacenes pequeños y droguerías, que todavía podrían tener suministros si es que se han agotado en los grandes almacenes.
- Si puede costearlo, compre fórmula infantil en internet hasta que disminuya la escasez. Compre a distribuidores y farmacias reconocidos en lugar de a lugares de venta individual, sitios de subasta o redes sociales.
- Para la mayoría de los bebés no hay problema en cambiarle la marca de la fórmula, incluyendo marcas de tienda (distribuidor), a no ser que el bebé tome una fórmula extensamente hidrolizada como Elecare (no existen las marcas de tienda). Si no está seguro, hable con su pediatra.
- Consulte grupos de redes sociales. Hay grupos dedicados a la alimentación infantil y leche de fórmula, y los miembros pueden tener ideas sobre dónde encontrar leche de fórmula. Asegúrese de consultar cualquier duda con su pediatra.
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