A principios de 2021, comenzaron a circular por redes sociales mensajes acerca del “Evento 201”. Artistas como Pitbull o un audio que se ha intentado atribuir al presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, decían que se trataba de un “ensayo” de la pandemia de COVID-19 realizado en octubre de 2019, meses antes de la aparición del coronavirus SARS-CoV-2. También se dijo que este evento era la evidencia de que una pandemia estaba por venir.
El “Evento 201” sí existió, pero no fue exactamente lo que decían estos contenidos virales. Se trató de un ejercicio de preparación ante una pandemia que duró 3.5 horas. En él, se simulaban una serie de escenarios ficticios en los que se tenían que enfrentar a debates complejos sobre cómo responder ante una pandemia, hipotética y ficticia, pero científicamente posible.
En definitiva: un simulacro de pandemia con propósitos de formación y entrenamiento para profesionales de salud pública.
Qué fue el “Evento 201” y qué resultados se obtuvieron
El “Evento 201” estuvo organizado por el Centro Johns Hopkins de Seguridad Sanitaria en colaboración con el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill & Melinda Gates. Contó con 15 participantes, que eran líderes empresariales, gubernamentales y de salud pública de todo el mundo.
Este simulacro tuvo lugar el 18 de octubre de 2019 en Nueva York y buscaba ilustrar aquellas oportunidades en las que la colaboración público-privada sería necesaria para responder a una pandemia grave y reducir sus consecuencias económicas y sociales.
El ejercicio contó con boletines de noticias pregrabados, reuniones en directo del staff (los 15 participantes) y discusiones sobre distintos temas. Por eso, el simulacro toma la cifra 201 debido a que, según los organizadores, “el mundo ha visto un número creciente de eventos epidémicos, que ascienden a unos 200 cada año”. Los videos en bruto que se emplearon en el simulacro y un resumen de los mejores momentos están disponibles en la web dedicada al “Evento 201”.
Del “Evento 201” se extrajeron siete recomendaciones para que la cooperación público-privada sea efectiva en la respuesta a futuras pandemias.
Según estos consejos, gobiernos, organizaciones internacionales y negocios deben:
- Planificar cómo se usarán las capacidades corporativas durante una pandemia.
- Trabajar juntos para mejorar las reservas de contramedidas médicas (vacunas, antibióticos, dispositivos de diagnóstico, equipos de protección).
- Colaborar para mantener los viajes y el comercio durante la pandemia, al ser esenciales para la economía mundial.
- Proporcionar más recursos y apoyo para desarrollar vacunas y terapias.
- Reconocer la carga económica de las pandemias.
- Priorizar la reducción del impacto económico.
- Desarrollar métodos para combatir la desinformación.
Por último, una nota de la Universidad Johns Hopkins de noviembre de 2019 reconocía que este simulacro sirvió para evidenciar una “gran brecha” en la respuesta ante pandemias: “No estamos ni de lejos preparados”.
El “Evento 201” empleaba un coronavirus como patógeno del simulacro por su conocido potencial histórico para provocar emergencias de salud pública
En el video de momentos destacados y la nota de la universidad se explica que el ejercicio consistía en una pandemia ficticia causada por un brote no controlado de coronavirus de rápida transmisión. Este patógeno sería detectado por primera vez en Sudamérica, tendría capacidad inmunorresistente, pondría en jaque la economía mundial y facilitaría la difusión de desinformación.
Con estas coincidencias, el Centro Johns Hopkins de Seguridad Sanitaria publicó una nota en enero de 2020 donde aclaraba que en el “Evento 201” no se realizó ninguna predicción. “Para el escenario, propusimos un modelo de pandemia ficticia, pero declaramos explícitamente que no era una predicción. En cambio, el ejercicio sirvió para destacar los retos de preparación y respuesta que probablemente surgirían en una pandemia muy grave”.
La elección de un coronavirus en el simulacro no es una coincidencia ni fruto del azar. Su elección respondió que se conocía previamente su potencial para provocar emergencias de salud pública. En el siglo XXI, antes de la actual pandemia de COVID-19, dos coronavirus han causado brotes en humanos: la epidemia de síndrome respiratorio agudo grave (SARS o SRAS) de 2002-2004 y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) de 2012.
Del mismo modo, existe literatura científica anterior al virus que causa el COVID-19 (SARS-CoV-2) en la que se alerta que los coronavirus tienen el potencial de causar brotes en humanos y emergencias de salud pública. Un artículo publicado en Nature Medicine en 2015 advertía de un coronavirus (SHC014-CoV), presente en poblaciones de murciélagos de herradura de China, capaz de transmitirse a otras especies y de causar un síndrome respiratorio.
Otro artículo de la Canadian Medical Association Journal de 2013, dedicado al MERS, mencionaba el “potencial pandémico” de los nuevos coronavirus capaces de transmitirse entre humanos y circular sin ser detectados hasta que solo se manifiestan los síntomas graves de su enfermedad. Por último, el informe de 2019 de la Junta Vigilancia Mundial de Preparación, un cuerpo independiente dedicado a la preparación de crisis globales de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, destacaba que el planeta sufre “cada vez más brotes de enfermedades infecciosas” y ponía el acento en patógenos “potencialmente epidémicos como la gripe, el SARS, el MERS, el ébola, el zika, la peste o la fiebre amarilla”.
En resumen, la elección de un coronavirus como el patógeno de ensayo del “Evento 201” tenía sentido considerando eventos anteriores y era perfectamente plausible, según la literatura científica y los casos registrados de coronavirus causantes de síndrome respiratorio.
Simulacros de pandemia como herramientas de preparación
El “Evento 201” no ha sido el primer ejercicio de preparación de una pandemia. Organismos de salud pública de todo el mundo han ejecutado ensayos antes de este. En este sentido, el informe del Grupo de Alto Nivel sobre Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias, un documento de la ONU, incluye entre sus recomendaciones que los países elaboren “planes para hacer frente a las pandemias y llevar a cabo simulacros para todo el personal de respuesta, incluidas las fuerzas de seguridad”.
Captura del informe de la ONU sobre respuesta mundial a crisis sanitarias.
El “ejercicio Cygnus”, por ejemplo, fue un simulacro del Gobierno de Reino Unido realizado en octubre de 2016 para simular una pandemia de influenzavirus, un patógeno de la familia de los Orthomyxovirus y que son uno de los virus capaces de causar la gripe. Más de 950 personas participaron en el operativo, cuyo objetivo era “probar los sistemas hasta el extremo para identificar los puntos fuertes y débiles de respuesta a pandemias del Reino Unido”.
Otra actividad similar efectuada en Estados Unidos fue “Crimson Contagion”, organizado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos. En este caso fueron una serie de ejercicios realizados de enero a agosto de 2019 en el que se simulaba una pandemia de influenza (gripe) en varios estados del país.
El Centro Johns Hopkins de Seguridad Sanitaria ha organizado varios simulacros de pandemia con distintas organizaciones de salud. Algunos de los más conocidos son “Dark Winter”, ejecutado en junio de 2001, en el que se simulaba un ataque de viruela en la población de Estados Unidos; o el “Ejercicio Clade X”, en el que se ensayó en mayo de 2018 cómo responder ante un patógeno que causa una infección respiratoria grave similar al virus Nipah.
Como curiosidad, el Departamento de Seguridad Nacional de España preparó para abril de 2020 un ejercicio en el que se simulaba cómo debía actuar el Gobierno ante una crisis desconocida. En este caso, el simulacro no se pudo realizar por la pandemia de COVID-19.
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