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Qué sabemos de las afirmaciones falsas sobre las vacunas contra el COVID-19 del cardiólogo Peter McCullough

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Si sólo tienes unos segundos, lee estas líneas:
  • No hay evidencias para desaconsejar las vacunas contra el COVID-19 y el riesgo de tener un problema cardíaco es mayor con la propia enfermedad que con la vacuna, al contrario de lo que afirma el cardiólogo Peter McCullough.  
  • Organismos sanitarios como los CDC y la FDA, además de varios expertos consultados por Factchequeado, ratifican que estas vacunas han sido sometidas a un estricto control y son seguras y eficaces. 
  • McCullough cita como fuente un artículo defectuoso, según varios expertos, que no ha sido sido sometido a una revisión por pares y ha sido retirado del servidor en el que fue publicado porque la metodología no respalda la conclusión.
 
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A través del WhatsApp de Factchequeado (+1-6468736087) nos preguntaron por un video en el que el cardiólogo estadounidense Peter McCullough desaconseja el uso de las vacunas contra el COVID-19 y asegura que “no son seguras” para los humanos. En realidad, organismos sanitarios como los CDC, encargados del control de enfermedades, así como la FDA, encargada del control de medicamentos, y varios expertos consultados por Factchequeado ratifican que estas vacunas han sido sometidas a un estricto control y son seguras y eficaces.

No es la primera vez que McCullough hace afirmaciones similares sobre estas inyecciones. De hecho, verificadores como AFP, Factcheck.org o USA Today las han desmentido en otras ocasiones. Sus declaraciones han llevado a la Junta Estadounidense de Medicina Interna a interponer medidas disciplinarias contra él.

Varios organismos de salud aseguran que las vacunas son seguras y eficaces

“Las vacunas contra el COVID y toda su descendencia y futuros refuerzos no son seguros para el uso humano”, afirma McCullough. En realidad, organismos sanitarios como los CDC y la FDA, así como varios expertos consultados por Factchequeado, ratifican que estos fármacos han sido sometidos a un estricto control y las vacunas son seguras y eficaces. En esta nota te explicamos en detalle qué evidencias hay al respecto.

Las vacunas contra el COVID-19 se desarrollaron basándose en conocimientos científicos utilizados durante décadas. Así lo indican los CDC, que aseguran que son seguras y cumplen “los rigurosos estándares científicos de seguridad, eficacia y calidad de fabricación de la FDA”. Además, insisten: “Son monitoreadas por las iniciativas de monitoreo de seguridad más exhaustivas en la historia de los EE. UU.”.

Las vacunas ARNm (ARN mensajero) actualizadas fueron aprobadas por la FDA el 11 de septiembre de 2023. Este organismo destaca que “se fabrican mediante un proceso similar al de las formulaciones anteriores”. Pfizer asegura en un comunicado que “la aprobación de la vacuna contra el COVID-19 de esta temporada se basa en toda la evidencia clínica, no clínica y del mundo real previa que respalda la seguridad y eficacia de las vacunas COVID-19 de Pfizer y BioNTech”.

Joshua Michaud, director asociado de Política de Salud Global y VIH de KFF (Kaiser Family Foundation), asegura a Factchequeado que existe evidencia sólida de que las vacunas contra el COVID-19 basadas en ARNm utilizadas en Estados Unidos son seguras y reducen el riesgo de enfermedades graves y muerte por esta enfermedad.

McCullough cita un artículo defectuoso que no ha sido revisado por otros expertos

McCullough hace referencia a un supuesto estudio de autopsias del que dice ser el autor principal. “Nuestra conclusión es que el 73.9% de las muertes después de la vacunación son por la vacuna”, afirma.

El artículo en cuestión se titula “Una revisión sistemática de los hallazgos de las autopsias en las muertes después de la vacunación contra el COVID-19". Es importante tener en cuenta que el estudio del que habla es un preprint, es decir no ha sido sometido a una revisión por pares ni evaluado por otros expertos. Por lo tanto, tampoco ha sido publicado en una revista científica.

Además, el documento ha sido retirado del servidor porque “las conclusiones no están respaldadas por la metodología del estudio”. Según explicó The Lancet Group a los verificadores de AFP el 11 de julio de 2023, “las preimpresiones de The Lancet en Social Science Research Network (SSRN) se reservan el derecho de eliminar un documento que se haya publicado si se determina que ha violado los criterios de selección".

Este artículo ha sido criticado por varios expertos. Zhou Xing, profesor de inmunología en la Universidad McMaster, afirma que la metodología es defectuosa, ya que no se tienen en cuenta las condiciones médicas y la edad como posibles razones por las que podría haber ocurrido la muerte después de la vacunación.

"Parecen un análisis y una conclusión sorprendentemente ridículos y creo que no es necesario ser un experto científico o médico para encontrar los principales defectos", explica Xing a AFP.

Xing destaca que, debido a que una gran mayoría de personas han recibido inyecciones contra el COVID-19, las tasas de mortalidad serán inevitablemente más altas para las personas vacunadas, independientemente de la causa de la muerte.

Imagina, por ejemplo, que en una población de 100 personas, 90 están vacunadas y 10 no lo están. Si 10 personas de esta población contraen COVID-19, es probable que la mayoría de ellas estén vacunadas. Esto significa que, incluso si las vacunas fueran 100% efectivas para prevenir la muerte, habría más muertes entre las personas vacunadas -por cualquier causa- simplemente porque hay más personas vacunadas.

El propósito de los autores del preprint mencionado por McCullough fue investigar posibles vínculos causales entre la administración de la vacuna COVID-19 y la muerte mediante autopsias y análisis post-mortem. Mitchell Levine, profesor de medicina y métodos de investigación en salud en la Universidad McMaster, explica a Logically Facts que una revisión sistemática de "informes de casos" no es una metodología que pueda abordar esa pregunta de investigación: "Los informes de casos son completamente inútiles para evaluar asociaciones, causales o de otro tipo".

"Como mínimo, la revisión sistemática tendría que evaluar estudios que tuvieran al menos 2 partes, uno con personas expuestas a la vacuna y otro con personas no expuestas (lo que se conoce como grupo de control). Alternativamente, podría construirse un estudio de casos y controles, y el grupo de comparación serían las personas sin el desenlace fatal", explicó Levine.

McCullough cita como fuente a una organización de negacionistas que suele difundir desinformación

En el video, además de citar este supuesto estudio en el que él mismo participa, McCullough hace referencia al Consejo Mundial de la Salud. Según cuenta, esta entidad defiende la necesidad de retirar todas las vacunas contra el COVID-19 del mercado por “exceso de riesgo de muerte”.

El Consejo Mundial de la Salud es una organización formada por negacionistas que difunden información errónea sobre los tratamientos para el COVID-19, como indica el Instituto Poynter. Esta institución de estudio del periodismo acoge al día de hoy a la International Fact-Checking Network (IFCN), la red que reúne a periodistas que verifican hechos a nivel internacional y de la que forman parte medios de más de 70 países.

En realidad, no hay pruebas de que las vacunas estén relacionadas con un exceso de muertes, como indica Factcheck.org, medio aliado de Factchequeado. Los contenidos desinformadores que indican lo contrario en ocasiones citan como fuente al Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS) de Estados Unidos. Pero los eventos adversos notificados al VAERS no son necesariamente efectos secundarios causados por la vacunación. Por ejemplo, el VAERS puede recibir reportes de casos como el de una persona vacunada que murió luego en un accidente de tránsito. Es una muerte no relacionada con la vacunación, pero está registrada en el sistema.

En un email enviado el 23 de agosto de 2023, los CDC explicaron a Factchequeado que no han detectado “ningún patrón inusual o inesperado de muertes después de la inmunización que indique que las vacunas contra el COVID están causando o contribuyendo a las muertes, fuera de las 9 muertes por TTS [el síndrome de trombosis-trombocitopenia, un evento adverso poco común] confirmadas después de la vacuna de Janssen [que ya no está disponible en Estados Unidos]”, añaden.

Los beneficios de estas vacunas superan los riesgos

Para solicitar la retirada de las vacunas, McCullough afirma que causan miocarditis. Aunque es cierto que las vacunas de ARN mensajero frente al COVID-19 tienen como efecto secundario reconocido casos muy raros de miocarditis (la inflamación del músculo cardíaco) y pericarditis (la inflamación del revestimiento exterior del corazón) en población joven, los beneficios de vacunarse en jóvenes superan a los riesgos.

El Colegio Americano de Cardiología asegura que existe un riesgo pequeño de miocarditis asociada con las vacunas de ARNm: “En casi 250 millones de pacientes estudiados en 3 continentes, el riesgo individual de miocarditis asociada a la vacuna en la población general está entre el 0,002% y el 0,004%”, indicaba el organismo en un comunicado publicado en febrero de 2022.

El curso clínico de la miocarditis “es generalmente leve y la mayoría de los síntomas se resuelven antes del alta hospitalaria”. Así lo indica la organización, que insiste en que el efecto protector de la vacuna (menor riesgo de enfermedad grave, hospitalización y muerte) supera claramente el riesgo de sufrir una miocarditis.

La recomendación de McCullough también contradice la de los CDC y la del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) de Estados Unidos. Ambos organismos aseguran que los beneficios de las vacunas de ARNm (como la prevención de casos de COVID-19 y sus complicaciones) superan los riesgos de padecer miocarditis y pericarditis después de recibirlas.

Es más probable tener un problema cardíaco por el COVID-19 que por la vacuna

McCullough también afirma en el video que “cuando se sospecha miocarditis, el 100% de las veces se debe a la vacuna”. Según cuenta, hay una narrativa “falsa”, según la cual es el COVID-19 el que causa miocarditis y no la vacuna.

Esto es algo que desmienten varios estudios y expertos. “Cuando comparamos los riesgos del COVID-19 y los riesgos de las vacunas, de cualquiera de ellas, el riesgo de tener un problema cardíaco es mucho mayor con la propia enfermedad que con la vacuna”, señaló a AFP el cardiólogo del Imperial College de Londres Ricardo Petraco.

Dariouch Dolatabadi, cardiólogo del Hospital Universitario de Charleroi (Bélgica), también explicó a la agencia que “el riesgo de miocarditis debido a la infección por COVID-19 es mucho mayor que debido a la vacuna”.

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