Aunque pasar tiempo al aire libre es una manera excelente de estar físicamente activo y obtener vitamina D, protegerse del sol es muy importante para prevenir la aparición de un cáncer de piel, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Les contamos por qué es importante utilizar protector solar todo el año, independientemente del color de piel que se tenga, y qué otros trucos sirven para reducir la exposición a los rayos del sol.
La exposición a los rayos del sol puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel
El cáncer de piel es el tipo de cáncer más común, según la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés). Entre las posibles causas de esta enfermedad, está la exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV) que proceden del sol.
Protegerse de este tipo de luz durante todo el año (y no solo en verano) es muy importante. Así lo afirman los CDC: “Los rayos UV pueden alcanzarte en días nublados y frescos y se reflejan en superficies como el agua, el cemento, la arena y la nieve”. En Estados Unidos, según el organismo, estos rayos tienden a ser más fuertes entre las 9 de la mañana y las 4 de la tarde.
También hay que tener en cuenta que estos rayos pueden dañar la piel de cualquier persona. La ACS explica que, aunque quienes son más blancos tienen una probabilidad mucho mayor de presentar daños y padecer cáncer de piel, los que tienen la piel más oscura también pueden resultar afectados.
De refugiarse en la sombra a usar crema solar: cómo protegerse de los rayos ultravioleta
Para protegerse del sol y reducir así el riesgo de padecer cáncer de piel, los CDC aconsejan permanecer a la sombra bajo una sombrilla, un árbol u otro refugio. Pero es que, incluso cuando se está a la sombra, los rayos pueden quemar la piel. Por ello, el organismo recomienda usar protector solar también en estos casos.
Todas las personas deben ponerse crema para protegerse del sol independientemente de su color de piel y de la estación del año. Lo ideal, según los CDC, es ponerse una capa gruesa en toda la piel expuesta y pedir a alguien ayuda para cubrir los lugares del cuerpo difíciles de alcanzar (como la espalda). “Un adulto o un niño de tamaño promedio necesita al menos una onza de protector solar (aproximadamente la cantidad que se necesita para llenar un vaso de chupito, o de shot) para cubrir el cuerpo de manera uniforme de la cabeza a los pies”, afirma la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
En qué fijarse al elegir un protector solar
A la hora de elegir un protector solar, la ACS recomienda elegir aquellos con protección de “amplio espectro”. Los productos con esta etiqueta brindan protección tanto contra rayos ultravioleta tipo A (UVA) como los del tipo B (UVB), que contribuyen al cáncer de piel y a su envejecimiento prematuro.
La organización sugiere, además, escoger productos con un factor de protección solar (o SPF, por sus siglas en inglés) de, por lo menos, 30. Cuanto más elevado sea este número, mayor es la protección. Según la ACS, los protectores con SPF 15 filtran aproximadamente el 93% de los rayos UVB. Los que tienen SPF 30, alrededor del 97%; los de SPF 50, alrededor del 98%; y los de SPF 100, aproximadamente el 99%.
Antes de ponerse el protector solar, los CDC aconsejan verificar su fecha de caducidad. Estos productos suelen tener, como máximo, “una vida útil de 3 años”, que puede ser más corta si han estado expuestos a altas temperaturas.
Además, la organización insiste en que ningún protector solar es a prueba de agua ni de sudor. “Si la etiqueta frontal de un producto afirma que este es resistente al agua, la misma debe especificar si dura por 40 minutos u 80 minutos al nadar o transpirar”, señala. Los CDC aconsejan volverse a poner crema después de permanecer al sol durante más de 2 horas y tras nadar, sudar o secarse con una toalla.
Por qué no es aconsejable aplicar protector solar a los menores de 6 meses
Pese a que la piel de los bebés es especialmente vulnerable a quemaduras graves, la FDA y la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) desaconsejan aplicar protector solar a los menores de 6 meses. El motivo es que “corren mayor riesgo que los adultos de sufrir los efectos secundarios de los protectores solares, como un sarpullido”.
La FDA recomienda mantener a los bebés alejados del sol entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde y a la sombra siempre que sea posible. También vestirlos con ropa ligera, como pantalones largos y camisas con mangas. “Si sostiene la tela contra su mano y es lo suficientemente transparente como para ver a través de ella, probablemente no ofrezca suficiente protección”, advierte.
De ropa tupida y oscura a un sombrero: cómo vestirse para protegerse del sol
La vestimenta también sirve para protegerse del sol. Siempre que sea posible, los CDC recomiendan ponerse camisas de manga larga y faldas y pantalones largos. “Si usar este tipo de ropa no es práctico, trate de usar una camiseta o un pareo de playa”, señala.
Las prendas de tela tupida ofrecen una mejor protección. Así lo indica el organismo, que destaca que una camiseta mojada ofrece mucha menos protección que una seca y que los colores más oscuros son mejores que los claros.
Además, aconseja usar un sombrero con un ala alrededor que dé sombra a la cara, las orejas y la nuca, y evitar los sombreros de paja con agujeros que dejan pasar la luz del sol. Si se usa una gorra, es recomendable protegerse las orejas y la nuca con alguna tela, protector solar o estando a la sombra. Los lentes de sol, además de proteger de los rayos ultravioleta los ojos y la piel de alrededor, “reducen el riesgo de cataratas”.
Examinarse la piel de forma habitual a veces ayuda a detectar un cáncer de piel
Para detectar temprano un cáncer de piel, “no es necesario hacer radiografías ni análisis de sangre, simplemente se requiere de sus ojos y de un espejo”, afirma la ACS. El organismo aconseja examinarse la piel de forma habitual (por ejemplo, una vez al mes).
Para ello, sugiere ponerse frente a un espejo de cuerpo entero en una habitación en la que haya mucha luz y observar todo el cuerpo: de la cara al cuello, pasando por el pecho (levantando los senos), el abdomen, la espalda, los brazos o las piernas.
Un espejo de mano puede ser de ayuda para ver algunas zonas (como la parte trasera de los muslos). “Su pareja o un amigo o familiar de confianza pueden ayudarle con estos exámenes, especialmente cuando se trate de áreas difíciles de ver, tales como la espalda o el cuero cabelludo”, señala.
El objetivo es conocer el patrón de los lunares, las imperfecciones, las pecas y otras marcas en la piel para poder detectar cualquier cambio durante la próxima evaluación. “Si examina su piel periódicamente, sabrá lo que es normal en ella”, señala la ACS.
Lunares que cambian de forma y otras señales que ayudan a detectar un cáncer de piel
No todos los cánceres de piel tienen el mismo aspecto. Como explica la ACS, pueden aparecer en muchas formas y tamaños y, a veces, incluso pueden parecerse a otras afecciones dermatológicas.
Aun así, para detectar un cáncer de piel, la organización aconseja prestar atención a algunas señales. Por ejemplo, al crecimiento o la expansión de una mancha o una protuberancia (un hinchazón) en la piel; una úlcera que sangra; una mancha roja que es áspera o escamosa y que puede sangrar o formar costra; algo parecido a una verruga; y un lunar que sea nuevo, cambie de tamaño, forma o color o tenga bordes irregulares o áreas de diferentes colores.
Si al observar tu piel (durante un autoexamen o en cualquier otro momento) notas cualquier cambio que te preocupe, lo más aconsejable es que lo revise un médico.
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