“El pájaro está liberado”. Con estas palabras ha celebrado el multimillonario Elon Musk la compra de la red social Twitter por 44,000 millones de dólares, como recoge El País. El movimiento se cerró el 27 de octubre tras meses de negociaciones, después de que las primeras operaciones comenzaran el pasado 25 de abril.
Musk ha asegurado que adquirió la plataforma porque “es importante para el futuro de la civilización tener una plaza digital común”, en la que “un rango de creencias se puede debatir de forma saludable, sin recurrir a la violencia”. “Lo hice para intentar ayudar a la humanidad, a la que quiero”, ha dicho en un comunicado en Twitter.
Pero esta no ha sido la única vez en la que el magnate habla sobre la plataforma y el concepto de “plaza pública”. Los meses que ha durado este movimiento han ido acompañados de múltiples mensajes publicados por el multimillonario, en los que ha enarbolado la bandera por la libertad de expresión, de la que dice ser un auténtico “absolutista”.
Desde que se anunció la transacción, esta ha suscitado más preguntas que respuestas (y algunas las hemos recogido en esta nota). El primer movimiento del ahora dueño de Twitter ha sido despedir a los principales directivos de la plataforma, apunta Reuters, mientras que su consejero delegado ha avanzado a los inversores de la compañía que planea recortar hasta casi el 75% del personal una vez que tome el control, según recoge The Washington Post.
Musk también ha ido advirtiendo en los últimos años de los cambios que considera necesarios para esta red social: desde la posibilidad de editar una publicación, y eliminar en la medida de lo posible los bots, hasta hacer públicos los algoritmos de la plataforma. No son pocos los planes que Elon Musk ha anunciado, y algunos de ellos se han contado aquí.
Pero de todas las críticas y modificaciones que el multimillonario quiere implantar en Twitter, son los que tienen que ver con su concepción personal de la libertad de expresión los que más incertidumbre levantan entre los usuarios. La relación del empresario con este derecho es, cuanto menos, polémica.
Elon Musk dijo que “revertiría” el veto permanente a Donald Trump en Twitter si se cerraba la compra (y lo ha hecho)
En una conferencia organizada este 10 de mayo por el Financial Times, Musk puso sobre la mesa su opinión sobre el veto permanente que pesa sobre la cuenta del expresidente estadounidense Donald Trump y aclaró cuáles son sus intenciones. “Revertiría la prohibición permanente (sobre Trump)”, aseguró el millonario, que incidió en que no sería “algo que vaya a suceder definitivamente”. “Obviamente, todavía no soy dueño de Twitter”, llegó a argumentar, algo que ha cambiado el 27 de octubre. Apenas tres semanas después, el 19 de noviembre, Musk lanzó una pregunta en su perfil personal sobre si debía restaurar la cuenta del expresidente, a lo que los usuarios respondieron mayoritariamente que “sí”. Esta acción fue suficiente para el empresario para reactivar la cuenta, que a 21 de noviembre está disponible.
En un comunicado emitido el pasado 8 de enero de 2021, el equipo de Twitter aseguró que la suspensión permanente del expresidente se llevó a cabo para prevenir el “riesgo de una mayor incitación a la violencia”, en el contexto del asalto al Capitolio del pasado 6 de enero de 2021. Una medida que Musk tachó en la mencionada entrevista de ser “una mala decisión moral y extremadamente absurda”. “El veto a Donald Trump no acabó con su voz. Solo la amplificará dentro de la derecha”, argumentó.
Tras hacer oficial la compra, uno de los primeros movimientos del magnate fue despedir a los principales directivos de la empresa. Entre ellos, Vijaya Gadde, uno de los nombres más relacionados con la salida de Trump de la red social, según recoge The Guardian.
Twitter es una “plaza del pueblo digital”
No es la primera vez que Musk ha criticado las políticas de la red social, que en su opinión podrían ser “buenas” si “el 10% más extremista de la derecha y la izquierda están igual de descontentos" con ellas.
Desde que anunció su intención de comprar la red social, su actividad en este aspecto no ha hecho más que aumentar, asegurando que "la libertad de expresión es el fundamento de una democracia funcional, y Twitter es la plaza del pueblo digital donde se debaten temas vitales para el futuro de la humanidad… ¿qué debemos hacer?", se preguntó en este tuit:
Pero también llaman la atención otras publicaciones en las que ha utilizado memes del podcast de Joe Rogan (cómico estadounidense polémico por dar voz a discursos antivacunas y negacionistas del COVID-19) para criticar la supuesta parcialidad de la red social en favor de la izquierda. O hacer como único responsable de la polarización política a la izquierda “woke” (despertó, en español, un término con una connotación similar a la de “progre”).
Pero la relación entre Elon Musk y la libertad de expresión también tiene otros antecedentes más allá de su actividad en redes sociales. Sobre todo si atendemos a las ocasiones en las que el magnate se ha enfrentado a informaciones que no son de su agrado, tanto dentro como fuera de sus negocios.
1. Despedido tras mostrar fallos en los coches de Tesla
Sin duda alguna, una de las mayores polémicas que arrastra el magnate tiene que ver con la forma con la que maneja uno de sus principales negocios, la compañía automovilística Tesla. Uno de los casos más sonados fue el del despido de John Bernal, empleado de la compañía y dueño del canal de YouTube AI Addict, especializado en análisis de coches eléctricos. En concreto, del sistema autónomo de su vehículo personal, un Tesla Model 3.
Mientras que sus videos suelen mostrar la características a rasgos generales de las capacidades del vehículo, también habla sobre sus fallos y defectos, como son trayectorias erróneas o incluso colisiones provocadas por el sistema de asistencia a la conducción, como muestra este video publicado el 7 de febrero de 2021.
Pero al poco tiempo de mostrar ese accidente, Bernal fue despedido de la empresa sin que esta diera de forma oficial motivo alguno, según indicó el empleado. Además, el acceso a este sistema de ayuda a la conducción le fue denegado desde el accidente, pese a que el exempleado aseguró que no cumple ninguno de los motivos que justificarían ser expulsado del sistema, como usar la tecnología de forma incorrecta o irresponsable .
2. Persecución a un trabajador de la fábrica que develó fallos en las baterías de Tesla
Después de que un artículo publicado en 2018 por Business Insider mostrara la ineficiencia de las fábricas de baterías de Tesla y la increíble cantidad de residuos y materias primas que desechaba, la empresa llevó a cabo una investigación para descubrir quién había filtrado estas informaciones internas. Sus averiguaciones los llevaron hasta Martin Tripp, trabajador de la fábrica, y que él mismo admitió posteriormente que fue quien facilitó la información a la prensa.
Es en este momento en el que el empleado se convierte en el enemigo público número uno de la compañía, según relata un artículo publicado por Bloomberg. El 20 de junio de 2018, la compañía no solo puso una denuncia de 167 millones de dólares contra Tripp, sino que llegó a llamar a la policía aquel mismo día, alertando de que el trabajador era peligroso y que estaría planeando llevar a cabo un tiroteo contra la fábrica.
Pero después de que la policía contactara con Tripp, el empleado relató un escenario de acoso, con difamaciones y acusaciones por parte de la empresa tanto en documentos internos como en el propio Twitter de Elon Musk, y llegando a asegurar que Tesla lo había espiado y que sus comunicaciones habían sido intervenidas en tiempo real.
El propio jefe de seguridad de la fábrica llegó a admitir que las sospechas del trabajador eran ciertas y que el propio director de la compañía, aún sabiendo que Tripp no había saboteado a la empresa, intentó dañar su reputación.
3. Ataques contra periodistas
Siguiendo con este caso, Elon Musk llegó a señalar en su cuenta de Twitter públicamente a la periodista Linette Lopez, responsable de la pieza publicada en Business Insider, que desató el incidente.
El magnate no solo argumentó que la periodista había publicado varios artículos “falsos”, que “no son periodismo”, o sugirió que sobornó a Tripp para que le diera información sobre la compañía, sino que la llegó a acusar de compartir material confidencial con inversores de riesgo, entre otras acusaciones. Unas afirmaciones sin pruebas que han llevado a los seguidores del magnate a increpar a la periodista.
“Suena muy sospechoso si es cierto. ¿Es posible que estás sirviendo como fuente interna para uno de los ‘short-sellers’ más grandes de Tesla? Un exempleado de Tesla justo fue ‘on record’ reclamando formalmente que lo sobornaste y él te envió valiosa propiedad intelectual de Tesla a cambio. ¿No es cierto?”, dice el tuit anterior de Musk.
4. Despidos y amenazas contra sindicalistas
El pasado 25 marzo de 2021 la Junta Nacional de Relaciones Laborales de Estados Unidos ratificó una denuncia contra Tesla después de que no solo despidiera a uno de sus trabajadores por su acción sindical, sino porque el propio Elon Musk amenazó de forma ilegal a través de la red social a sus propios empleados si se sindicalizaban, según la agencia federal.
“ Nada detiene al equipo de Tesla en nuestra planta de automóviles de votar al sindicato. Puede suceder mañana si quisieran. Pero, ¿por qué pagar cuotas sindicales y sacrificar opciones de acciones para nada? Nuestra historial de seguridad es dos veces mejor a cuando la planta era UAW y todos ya reciben plan médico ”, escribió Musk en el tuit.
El juzgado dictaminó en 2019 que la empresa había despedido de forma ilegal a un empleado por su actividad sindical dentro de Tesla, obligando a la compañía a volver a contratarle. Del mismo modo, la sentencia incide en una publicación del empresario, en la que cuestionaba el movimiento sindicalista. En ella aseguraba:“¿Por qué pagar las cuotas sindicales y renunciar a las opciones sobre acciones a cambio de nada?”.
Con este tuit, la Junta Nacional de Relaciones Laborales entiende que “Musk amenazó ilegalmente a los empleados de la demandada de una manera visible para el público sin ninguna limitación”. Entre su resolución, la agencia federal ordenó a la empresa a que Elon Musk borrara su tuit, y que hiciera lo posible para “asegurar que Musk cumple con esta directiva”. La publicación aún no ha sido eliminada, a la fecha de elaboración de este artículo.
No es el único caso. Poco después de la adquisición de Twitter, Musk comenzó a hacer cambios a diestra y siniestra en la plataforma y a tuitear una serie de afirmaciones sobre las cosas que, según él, no funcionaban en la red social. Entre muchas de las reacciones a los distintos mensajes el (ahora) extrabajador Eric Frohnhoefer mencionó uno de ellos, en el que Musk explica por qué la aplicación va lenta en algunos países, y afirmó que lo que ha dicho Musk no es correcto, basado en su trabajo previo en la empresa.
Después, Musk le dice que entonces "le corrija" y cuestiona su trabajo: "Twitter va súper lento en Android. ¿Qué has hecho tú para arreglar eso?" Frohnhoefer le da una serie de respuestas, pero el nuevo jefe de Twitter no vuelve a aparecer.
Poco después, otro usuario cuestiona la actitud de Frohnhoefer, a lo que Musk responde con un "está despedido". Unas horas después, Frohnhoefer denunció haber perdido el acceso a su ordenador y varios medios como Forbes o Bloomberg se hicieron eco del despido.
Sin embargo, Musk ha borrado el tuit en el que hacía esa afirmación y no ha hecho más referencias. En este caso, la libertad de expresión que supuestamente defiende el empresario le ha costado a uno de los trabajadores que habían sobrevivido a la purga inicial su puesto.
5. Llamar a un submarinista “pedófilo” por criticar un submarino que había diseñado para un rescate en Tailandia
Uno de los casos más controvertidos del magnate tuvo lugar en 2018. Ante la noticia de que un grupo de chicos y su entrenador de fútbol habían quedado atrapados en la cueva Tham Luang, en Tailandia, el empresario se intentó sumar a los esfuerzos del rescate, diseñando un prototipo de mini submarino individual para que los niños pudieran ser extraídos de las cuevas inundadas.
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https://twitter.com/elonmusk/status/1016063173139427329?ref_src=twsrc%5Etfw
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Sin embargo, la propuesta de Musk no gustó al submarinista británico Vernon Unsworth, cuya participación fue clave para el rescate de los niños. El experto aseguró que el proyecto del empresario era solo una pantomima de cara al público, y que no tenía “ninguna oportunidad de funcionar”, por lo que se podía “meter su submarino por donde duele”.
La crítica provocó la ira de Musk, que no tardó en plasmarla en Twitter, cuestionando a Unsworth y llamándole “pedófilo”. “Conseguiremos que uno de los mini submarinos llegué hasta el final de la cueva sin problema. Lo siento pedófilo, tú te lo has buscado”, tuiteó Musk.
A los pocos días, el propio Musk pidió perdón en la misma red social, argumentando que las acciones del submarinista contra él “no justifican” su reacción. “Me disculpo ante Unsworth y las compañías que represento. La culpa es únicamente mía”, dijo.
Pero esta disculpa duró poco. A las pocas semanas, Elon Musk volvió a incidir en la idea, sin ningún argumento, de que el submarinista era un pedófilo, asegurando que, si las acusaciones no eran ciertas, era extraño que no hubiera recibido ninguna denuncia, e increpando el hecho de que no había sido investigado.
Cuando fue contactado por Buzzfeed al respecto, Elon Musk escaló sus ataques tanto al submarinista como a la prensa, incidiendo una vez más en sus acusaciones sin ninguna prueba. “Espero que llames a quien conozcas en Tailandia, averigües qué es lo que está pasando, y dejes de defender a violadores de niños, puto gilipollas (sic)”, contestó al medio en un correo electrónico que calificó de forma unilateral, sin pactarlo con el periodista, como declaraciones “off the record”
Finalmente, la vía legal iniciada por Unsworth llevó a Elon Musk ante los tribunales de Los Ángeles, California, por difamación, y donde la defensa del submarinista llegó a pedir 190 millones de dólares por los daños causados. Sin embargo, el jurado dictaminó que no se había producido el delito de difamación.
Musk también se ha sentido víctima de ataques contra su libertad de expresión
Por último, hablemos de ocasiones en las que él ha dicho ser víctima de ataques contra la libertad de expresión. Otros incidentes de este tipo, junto con otras publicaciones del magnate relacionadas con el valor de la empresa, llevaron a la propia Comisión de Valores de Estados Unidos a presionar a la empresa a alcanzar un acuerdo en 2018 para supervisar los tuits de Musk que estuvieran relacionados con Tesla.
El acuerdo, que también supuso una suspensión de 3 años como presidente de la compañía y una multa de 20 millones de dólares por lo que la comisión entiende como fraude de valores, sigue vigente a día de hoy pese a los intentos del empresario de revocar la decisión.
El pasado 27 de abril de 2022, un juez federal de Nueva York rechazó los argumentos de Musk para acabar con estas restricciones, que el empresario entiende como una violación a su libertad de expresión.
El magnate llegó a asegurar de forma repentina en un tuit de 2018 que estaba valorando que la empresa dejara de cotizar en bolsa para ser una empresa privada comprando a 420 dólares la acción, “financiamiento asegurado”.
Unas declaraciones sin argumento y una oferta de compra por encima del valor de la empresa en aquel momento, que dispararon las acciones de la compañía aquel día, y que fueron las que llevaron a la Comisión de Valores a intervenir en sus comunicaciones en la red social.
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elaborado: Maldita