introdujo sus famosos filtros, unas herramientas automatizadas de edición fotográfica que detectan y modifican los rasgos faciales. Lo que empezó como un efecto para tener las orejas de un perrito ha desembocado ahora en la posibilidad de que distintos efectos modifiquen prácticamente todos nuestros rasgos faciales, tanto que la imagen parece real. Esto es lo que ha ocurrido con el nuevo filtro viral, el ‘Bold Glamour’ de TikTok.
Es un efecto creado con inteligencia artificial (IA) que cambia la cara de los usuarios en apenas segundos: en el caso de las chicas, estas aparecen completamente maquilladas y con unos rasgos que, en muchas ocasiones, difieren de los originales. Los expertos consultados por Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado, creen que el perfeccionamiento de los filtros y su uso constante puede fomentar la dismorfia corporal –trastorno mental en el que no se puede dejar de pensar en defectos percibidos en la apariencia– y afectar en la autoestima de los jóvenes, un aspecto que también advierten diferentes estudios.
El ‘Bold Glamour’, el filtro de TikTok que ha generado polémica en redes sociales
Una chica aparece completamente maquillada mientras graba un video de TikTok. Pregunta en cámara si ven normal “que hagan filtros así”. Segundos después aparece con la cara lavada y con algunos rasgos, como los labios, diferentes. Su apariencia no era real, era el nuevo filtro de TikTok ‘Bold Glamour’. Como ella, miles de personas han probado este filtro en la plataforma, que se ha vuelto viral, y ha saltado incluso a otras redes, como Twitter.
Este filtro, desarrollado con inteligencia artificial, es muy difícil de detectar para los usuarios. Ni los movimientos, ni pasarse una mano por la cara o incluso frotarse los ojos hacen que desaparezca. Tal ha sido su impacto que ya hay tutoriales en la plataforma para recrear el famoso maquillaje que proporciona el filtro con el nombre ‘bold glamour makeup tutorial’ (tutorial de maquillaje glamour atrevido, en castellano).
Carlos Santana, divulgador de IA, ha explicado en su cuenta de Twitter que en lo técnico es “impresionante” ver lo “robusto que es este filtro”, ya que los movimientos o el cabello no rompen la ilusión. Santana también escribe que este polémico filtro “refuerza los estereotipos de belleza” y advierte que acabará impactando psicológicamente en los más jóvenes.
Laura Cuesta, experta en Educación y Comunicación digital, explica a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado, que no es complicado desarrollar estos filtros: “TikTok tiene una plataforma, Filterhouse, en la que animan a que los propios creadores de contenido diseñen sus propios filtros para que puedan ser utilizados por el resto de usuarios. Así se van mejorando e implementando las propias tecnologías”. Además, la experta recuerda que somos nosotros, los usuarios, quienes vamos validando toda la tecnología, que se va poniendo a prueba: “Todo esto no hace más que dar información a las plataformas para que los algoritmos aprendan del comportamiento humano”.
La mayoría de los usuarios han denunciado en TikTok y Twitter que este filtro es muy peligroso y que debería ser ilegal. “Esto es entre tóxico y escalofriante”, decía una usuaria de TikTok. “Recordatorio amigable de que esto no es la vida real”, dice otra chica en TikTok mientras se quita el filtro. “Este viral ‘bold glamour filter’ es demasiado... Esto es por lo que la gente no está satisfecha con su aspecto. Vamos redes sociales, hagámoslo mejor. De ninguna manera me parezco a mí en la vida real”, dice otra usuaria en su cuenta de Twitter.
Estos filtros impactan en la percepción que los jóvenes tienen sobre sus cuerpos, según los expertos consultados y diferentes estudios
Desde que aparecieran los primeros filtros de belleza en 2015 se han dedicado muchos estudios a analizar cuál es su impacto en los usuarios y, sobre todo, en la sociedad. Según una publicación (en inglés) de 2020, las reacciones a estos “filtros perfeccionadores” van desde la satisfacción hasta la culpa, la inseguridad y la dismorfia corporal: “Estos filtros generan controversia al adelgazar la mandíbula o la nariz o agrandar los ojos. Eso ha hecho que los usuarios reconsideren sus estándares de belleza”.
Otros estudios hablan directamente de “la dismorfia de Snapchat” o “la dismorfia del selfie”. El uso de filtros y la edición de fotos, explican, ha inducido a muchos jóvenes a que sufran “insatisfacción” con su propio cuerpo.
Cuesta coincide en que estos filtros pueden traer problemas como la dismorfia corporal: “Cada vez hay más casos de adolescentes, incluso menores de 18 años, que van a las clínicas de cirugía estética que ya no solo intentan parecerse a sus influencers favoritas, si no, peor aún, que quieren parecerse a los filtros que utilizan en redes sociales”.
Una investigación sobre cómo la tecnología y las redes sociales influyen en la percepción de nuestro cuerpo señala que esta está determinada por 3 factores: nuestra percepción, nuestra percepción cuando nos miramos al espejo y la percepción de cómo otros conciben nuestro cuerpo. Es en esta última en la que entran en juego los filtros, explican: “Los filtros de belleza de las redes sociales representan un mundo ideal que nos desvía de la realidad y representan circunstancias inalcanzables”.
Otro estudio, en el que participaron más de 140 mujeres de entre 18 y 25 años, confirmó que a partir del uso de filtros los sujetos empezaron a preocuparse por algún defecto o imperfección en sus rostros y/o cuerpos y a pensar en cómo tratarlos o cambiarlos. En el informe se indica que los jóvenes que tienen un mayor uso de las redes sociales, y concretamente de los filtros, mantienen una tendencia a la alta autoestima pero que, a su vez, se ve reflejado en una percepción de la imagen corporal más negativa y una mayor inseguridad”.
El sociólogo Mariano González explica a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado, que la sociedad en sí misma funciona basada en filtros: “El maquillaje, la ropa, el habla o el aspecto en su conjunto son elementos que tienen que ver con formas de estatus y valores simbólicos, definidos habitualmente desde la exclusividad y el poder”. González señala que esos filtros se basan, en gran medida, en el aspecto de estrellas, modelos y personas de cierto nivel socioeconómico: “En pocas palabras, exclusividad. Esto da lugar a un comportamiento embustero en las redes sociales”.
Noruega ya cuenta con una legislación que obliga a etiquetar las publicaciones retocadas o con algún filtro
Cuesta señala que las redes están, cada vez más, llenas de contenido modificado o editado. La experta nos recuerda que Noruega aprobó en 2021 una legislación por la que obliga a las influencers, en este caso, a etiquetar las publicaciones que hubieran sido retocadas con algún tipo de edición, con alguna aplicación o con algún filtro, para que no indujeran a las propias menores y adolescentes a confundir los cánones de belleza real con imágenes o fotografías que realmente estaban retocadas. Algo que, resalta, podría trasladarse a otros países para “promover un uso responsable de la tecnología”.
Esto podría evitar encontrarnos con comentarios sobre el antes y el después del filtro, como ha ocurrido con el ‘Bold Glamour’. “Has pasado de un 9 a un 4”, decía uno de los usuarios al ver como una chica se quitaba el filtro. Para González, un individuo que ataque a alguien por el antes y el después del filtro es alguien que lo haría en la vida real, aunque puede no hacerlo por temor a múltiples posibles consecuencias: “Es habitual que encontremos que detrás de estos comportamientos se encuentra la existencia de perspectivas altamente sexistas”.
La solución no es intentar prohibir estos filtros para que desaparezcan, dice Cuesta, sino trabajar la autoestima de los jóvenes. “Hay que fomentarla para que no tengan la necesidad de usar esos filtros para verse más guapos y que no sientan estas inseguridades que, ojo, son propias de la edad. Es nuestra labor como padres o tutores reforzar esa autoestima y que les hablemos de lo que supone usar de forma abusiva estos filtros. Tienen que entender que muchas de las personas que siguen no son como los ven detrás de la pantalla, que las fotos están retocadas”.
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