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El síndrome de alfa-gal, también conocido como “alergia a alfa-gal o a las carnes rojas”, es una reacción alérgica grave y potencialmente mortal que puede desencadenarse por la picadura de algunas garrapatas, según los CDC. Este organismo, encargado del control de enfermedades, estima que en Estados Unidos este síndrome afecta a hasta 450,000 personas. Te contamos todo lo que sabemos acerca de esta reacción, sobre la que circulan varios contenidos en redes sociales.
¿Qué es la alfa-gal?
Para entender en qué consiste este síndrome, es importante saber qué es la alfa-gal. Se trata de una molécula de azúcar presente en la mayoría de los mamíferos. Así lo indican los CDC, que señalan que se puede encontrar en la carne (por ejemplo, de cerdo, res, conejo, cordero o venado) y en los productos hechos con mamíferos (como la gelatina, la leche de vaca y los productos lácteos).
Entre los alimentos que no contienen alfa-gal, están las aves de corral -como el pollo, el pavo, el pato o la codorniz-, los huevos, los pescados, los mariscos, las frutas y los vegetales.
¿Cuál es la causa del síndrome?
Cada vez más evidencia indica que este síndrome puede desencadenarse por la picadura de la garrapata estrella solitaria, que se encuentra principalmente en el sureste y el este de Estados Unidos. Así lo indican los CDC, que no descartan que las picaduras de otros tipos de garrapatas también puedan desencadenar esta alergia.
Todavía se necesita más investigación para comprender el papel que juegan las garrapatas en el inicio de esta afección y por qué ciertas personas desarrollan el síndrome, según el organismo.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome?
La picadura de esta garrapata puede hacer que la persona desarrolle sensibilidad a esta molécula. Los síntomas suelen aparecer entre 2 y 6 horas después de comer carne o lácteos o estar expuesto a productos que contienen alfa-gal (por ejemplo, medicamentos cubiertos con gelatina).
Entre los síntomas de este síndrome, los CDC mencionan las ronchas o sarpullidos que causan picazón; náuseas o vómitos; acidez estomacal o indigestión; diarrea; tos; falta de aire o dificultad para respirar; caída de la presión arterial; un hinchazón de los labios, la garganta, la lengua o los párpados; mareos o un dolor de estómago grave.
¿Cuántas personas padecen este síndrome en Estados Unidos?
Entre 2010 y 2022 se identificaron más de 110,000 casos sospechosos del síndrome en Estados Unidos. Así lo indican los CDC, que señalan que la mayoría de los casos reportados se dan entre personas que viven en el sur, este y centro del país.
“Los 110,000 casos sospechosos del síndrome de alfa-gal representan aquellos que encontraron a un proveedor de atención médica que envió correctamente la prueba de anticuerpos”, explica al periódico The New York Times Johanna Salzer, ecóloga de enfermedades, veterinaria de los CDC y autora de varios estudios al respecto.
Sin embargo, es probable que el número de casos sea mayor. Como destacan los CDC, “el diagnóstico del síndrome de alfa-gal requiere una prueba diagnóstica positiva y un examen clínico, y es posible que algunas personas con el síndrome no se hagan la prueba”. Este es el motivo por el que el organismo sugiere que la enfermedad puede estar infradiagnosticada. De hecho, estima que, en realidad, hasta 450,000 personas padecen el síndrome en Estados Unidos.
¿Qué hacer si sospechas que padeces el síndrome?
Si sospechas que puedes tener el síndrome de alfa-gal, es aconsejable que visites a tu proveedor de atención médica.
Si bien muchos alimentos y productos contienen alfa-gal, es posible que necesites hablar con tu proveedor de atención médica para saber cuáles evitar. Esto es importante, ya que no todos los pacientes con el síndrome tienen reacciones a todos los ingredientes que contienen esta molécula.
“La mayoría de los proveedores de atención médica les recomiendan a los pacientes con el síndrome de alfa-gal que dejen de comer carne de mamíferos (como res, cerdo, cordero, venado, conejo)”, señalan los CDC.
Según su sensibilidad y la gravedad de la reacción alérgica, el médico puede sugerir también evitar otros alimentos e ingredientes que pueden contener alfa-gal (como la leche de vaca, los productos lácteos y la gelatina).
¿Cómo prevenir el síndrome?
“Prevenir las picaduras de las garrapatas es importante para prevenir las enfermedades transmitidas por estas y puede reducir sus probabilidades de presentar el síndrome de alfa-gal”, señalan los CDC.
Antes de salir al aire libre, el organismo recomienda evitar áreas cubiertas de pasto, arbustos y muchos árboles donde puede haber garrapatas, aplicarse sobre la piel un repelente de insectos registrado en la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y tratar la ropa con permetrina o comprar artículos ya tratados.
Después de volver de sitios al aire libre, según los CDC, es aconsejable revisar la ropa para ver si tiene garrapatas, además de ducharse y asegurarse de que no se tiene ninguna garrapata en el cuerpo.
¿Cómo sacarse una garrapata?
En el caso de que se te haya prendido alguna garrapata, lo ideal es que la saques inmediatamente. ¿Cómo? Los CDC recomiendan usar una pinza limpia de punta fina para sujetarla lo más cerca posible de la superficie de la piel y tirar hacia arriba haciendo presión constantemente.
“No retuerza la garrapata ni le dé un tirón, pues esto puede hacer que partes de la boca se separen del resto del cuerpo y queden dentro de la piel”, señala. En ese caso, es aconsejable retirar las partes de la boca que hayan quedado en la piel con la pinza. Si no puedes sacar la boca fácilmente, los CDC sugieren no hacer nada y dejar que la piel sane.
Después de sacar la garrapata, lo ideal es limpiar cuidadosamente las manos y el área de la picadura con alcohol, un limpiador a base de yodo o agua y jabón. Para deshacerse del animal, el organismo aconseja sumergirlo en alcohol, colocarlo en una bolsa o envase sellado, envolverlo firmemente en cinta adhesiva o tirarlo por el inodoro.
También es importante evitar aplastar la garrapata con los dedos y remedios caseros como “pintarla” con barniz de uñas o vaselina o aplicarle calor para que se separe de la piel, según los CDC. “La meta es sacarse la garrapata lo antes posible; no espere a que se desprenda”, concluye.
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