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Agua con gas: su efecto en la salud y comparación con el agua normal

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Si sólo tienes unos segundos, lee estas líneas:

  • El agua con gas no es perjudicial para la salud, pero no debe utilizarse como fuente de hidratación que desplace el consumo de agua ‘normal’ (sin gas).
  • El agua con gas es una alternativa saludable a los refrescos azucarados y sacia más que el normal. Eso sí, el consumo extra de gas puede provocar flatulencias o malestar en personas con problemas digestivos.
  • Su consumo no aumenta el riesgo de problemas óseos ni supone un problema para la salud dental.
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La sed acecha. Compras una botella de agua y, ¡ag! unas burbujas salvajes (e inesperadas) aparecieron. Puede que te haya pasado alguna vez, o puede que la comprases así a propósito porque prefieras el agua con gas pero, ¿es más o menos saludable que el agua natural? Varios expertos explican que el agua con gas no es perjudicial para la salud, pero no debe utilizarse como fuente de hidratación que desplace el consumo de agua ‘normal’ (sin gas). Te lo explicamos.

El agua con gas no es más saludable que el agua sin gas 

Cuando hablamos de agua con gas, nos referimos al agua con anhídrido carbónico, el responsable de las burbujas. Es cierto que este componente puede inyectarse a presión, pero también puede formar parte del líquido de forma natural. En cuanto a su contenido en minerales, como el agua sin gas, también contiene sodio, potasio y magnesio. 

Lo primero que tendríamos que hacer ante la tentación de tomar esta bebida es una distinción entre el agua con gas (aguas minerales o demanantial a las que sólo se les añade anhídrido carbónico) y preparaciones con presentaciones similares, pero que son refrescos y pueden llevar otros ingredientes, como azúcares o edulcorantes. Es el caso, por ejemplo, de gaseosas, aguas de soda o aguas de seltz.

“En cuanto a si [el agua con gas] es saludable o no, es más una cuestión de gustos, porque no se han podido probar efectos positivos reseñables, pero tampoco perjudiciales”, explicó la dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos Beatriz Robles a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado. Eso sí, esta bebida puede no ser recomendable para personas con patologías digestivas previas. 

El agua con gas sacia más que el agua normal

Una de las preguntas más frecuentes sobre la versión con burbujas del agua del grifo es si es cierto que es más saciante. Algunos estudios postulan que puede mejorar la motilidad gástrica y contribuir a la sensación de saciedad. “No obstante, el efecto es pequeño”, señaló Robles. En teoría, “nos aporta mayor sensación de saciedad porque el gas favorece la distensión de las paredes gástricas”, aclaró la dietista-nutricionista Gemma Madolell a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado.

Eso sí, este consumo extra de gas puede provocar flatulencias o malestar en personas con problemas digestivos. Es el caso, en palabras de la experta, de quienes presentan problemas intestinales como hernia de hiato o distensión abdominal. La causa es el aumento de la cantidad de gases en el tubo digestivo.

“Cuando tragas la carbonatación, tiene que salir por algún lado, así que la eructas o se elimina a través de las flatulencias”, explicó Courtney Schuchmann, dietista registrada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chicago especializada en salud gastrointestinal, a The New York Times. La carbonatación también puede empeorar el reflujo ácido y provocar un “efecto de llenado”, que puede disminuir el apetito al crear distensión en el vientre, según la experta.

“Las personas con algún tipo de alteración o enfermedad digestiva deberían evitar el consumo de agua con gas, ya que el efecto del gas carbónico podría empeorar su situación en lo que a malestar digestivo se refiere”, coincide el dietista-nutricionista Sevi González. También es el caso de personas con algunas patologías que supongan una dificultad respiratoria, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). 

Su consumo no aumenta el riesgo de problemas óseos 

Si el agua carbonatada o con gas puede interferir o no en la salud ósea es otra de las preguntas más frecuentes en relación a esa bebida. Como mostró un estudio de 2006 publicado en la revista biomédica The American Journal of Clinical Nutrition, es cierto que determinados refrescos carbonatados, como los de cola, se asocian a una baja densidad ósea en mujeres, pero no otro tipo de bebidas con este gas. 

Lo mismo señaló un ensayo clínico publicado en 2007 en la revista British Journal of Nutrition que comparaba la salud ósea de mujeres posmenopáusicas sanas que bebían alrededor de un litro de agua mineral sin gas al día con aquellas que bebían la misma cantidad de agua mineral con gas. Después de 8 semanas, los resultados no mostraron diferencias entre los 2 grupos.

El consumo de agua con gas tampoco supone un problema para la salud dental, como sí lo hacen los refrescos azucarados: los ácidos y azúcares que contienen pueden causar caries y la erosión del esmalte

¿Tiene relación el agua con gas con la pérdida de peso?

Una correcta hidratación es clave para la salud (eso sí, esto no supone tener que beber 2 litros de agua al día por obligación). Beber agua con gas también es una forma de mantenernos hidratados, como recuerda en su página web la Universidad de Medicina de Chicago, sin incluir en nuestra dieta azúcares y otros componentes no recomendables. 

Si una persona no está hidratada, señala el artículo, puede sentir más hambre. Esto ocurre porque, en ocasiones, al cuerpo le es complicado diferenciar entre las sensaciones de hambre y sed, como concluye este estudio publicado en la revista Physiology and Behavior.

No es que el agua con gas vaya a repercutir directamente en la pérdida de peso, sino que, al ser más saciante y reducir la sed, podría disminuir la sensación de hambre, haciendo que comiéramos menos. Aunque hay pequeños estudios que encontraron un aumento de la hormona grelina (reguladora de la alimentación y del control del peso corporal) en ratones tras beber agua carbonatada, aún hacen falta investigaciones al respecto. 

El consejo de los expertos: asegurarnos de que estamos ante una botella de agua con gas y no de otro tipo de bebida rica en azúcar, que sí se relaciona con el aumento de peso

Sí es una alternativa saludable a los refrescos azucarados 

Varios expertos coinciden en que el agua con gas, por su composición, es preferible a beber refrescos, incluso dietéticos. “Se trata tan solo de agua con gas carbónico, lo que la convierte en una fuente de hidratación, refrescante, que acompañada de algún gajo de frutas cítricas puede ser un refresco saludable que nos ayude a evitar opciones cargada de azúcares innecesarios”, explicó González.

Si bien el agua con gas se ha convertido en un buen sustituto de las bebidas refrescantes y azucaradas, la recomendación sigue siendo el agua sin gas, según Madolell. La cantidad necesaria dependerá, entre otros factores, de la edad, rutina, actividad física y estado de salud de cada persona, por eso es necesario prestar atención a la señal que nos da nuestro cuerpo para impulsarnos a beber agua: la sed.

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