En Estados Unidos no existe un rector electoral (u organismo electoral) nacional que vigile que se cumplan las mismas reglas en todo el país, al estilo de lo que hace el Instituto Nacional Electoral en México, por ejemplo. “La administración electoral en Estados Unidos está altamente descentralizada y cada estado tiene un conjunto único de leyes que rigen los procedimientos de votación”, aclara la Comisión de Asistencia Electoral de los Estados Unidos (EAC), un órgano independiente y bipartidista creado por ley en 2002 y que hace recomendaciones voluntarias a las autoridades electorales.
Incluso en unas elecciones presidenciales como las del 5 de noviembre de 2024, son los estados los que ponen las reglas: en qué horario se puede votar, cómo solicitar el voto por correo, qué requisitos debe cumplir un candidato para que su nombre aparezca en la boleta... pero, además, como recuerda la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales (NCSL), “son los condados o los municipios quienes suelen ocuparse de la parte más crucial de las elecciones”, de aplicar las reglas que ponen los estados. Por ejemplo, contratan a los trabajadores de los centros de votación o mantienen actualizado el registro de votantes.
Si no hay una autoridad nacional que dé los resultados: ¿quién lo hace?
En otros países, como en Venezuela o Ecuador, es la autoridad electoral nacional quien anuncia los resultados oficiales de unas elecciones, pero, ¿quién lo hace en Estados Unidos? Cada estado es el responsable de contar sus votos, pero sus certificaciones oficiales del resultado pueden tardar más de un mes. Durante ese tiempo, desde la misma noche de las elecciones, el papel de los medios de comunicación y las agencias de noticias es clave.
Con los datos de conteo de votos de miles de condados y fijándose también en las encuestas a boca de urna, los grandes medios y agencias van declarando quién es el ganador de las elecciones presidenciales en cada estado hasta que declaran que uno de los candidatos ha superado la mayoría de votos electorales y es, por tanto, el presidente electo. Durante décadas, los estadounidenses han sabido quién sería el próximo presidente por los cálculos de los canales de televisión y de otros medios, no por los resultados oficiales.
Entre todos los conteos que hacen los medios de comunicación, el más conocido y tradicionalmente fiable es el de Associated Press (AP). Según la propia agencia de noticias, sus periodistas “recogen los resultados de la votación en la propia fuente: los centros de votación y las oficinas electorales de los condados” y comparan esa información con la que ofrecen las fuentes oficiales a través de internet, “desarrollando una intensa serie de comprobaciones y verificaciones para asegurar que las cifras que publicamos son infaliblemente ciertas”.
Las reglas electorales las ponen principalmente los estados, pero también hay normas federales
¿Quiere decir esto que no hay reglas electorales a nivel nacional? No tanto. De nuevo según la EAC, “la ley federal establece algunos mínimos a los que los estados deben adherirse”, por ejemplo los que aseguran que no se pueda intimidar a los votantes, algo que ya te hemos explicado en Factchequeado.
Además, las reglas sobre cómo se pueden financiar las campañas de las elecciones federales (las que son para la presidencia y la vicepresidencia, y para el Congreso) sí tienen reglas únicas detalladas y un órgano federal que vela por su cumplimiento: la Comisión Federal de Elecciones (FEC).
El trabajo de la FEC no es decidir cómo se vota y en qué condiciones, sino exclusivamente “la administración y aplicación de las leyes federales de financiación de campañas”. En Factchequeado ya te explicamos, por ejemplo, que hay límites al dinero que una persona puede donar a la campaña de su candidato favorito o reglas sobre cómo puede gastarse ese dinero. Pues bien, es la FEC la que se ocupa de que se cumplan esas normas. Por ejemplo, mantiene una base de datos en Internet que informa de cada dólar que alguien ha donado a una campaña o a un comité de acción política.
En resumen: las reglas de cómo se conducen las elecciones presidenciales las marcan principalmente las autoridades estatales, pero su aplicación y la gestión de la votación en sí se suele hacer a nivel de condado, ciudad o municipio. A nivel federal, para todo el país, sólo hay unas pocas reglas generales sobre cómo debe ser la votación y unas reglas específicas sobre cómo pueden financiarse las campañas electorales.
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