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Qué sabemos sobre el estudio que ha detectado metales en los tampones y cuáles son las posibles implicaciones para la salud

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Si sólo tienes unos segundos, lee estas líneas:
  • Un estudio científico encontró varios tipos de metales, algunos tóxicos, en tampones comprados en Estados Unidos, Grecia y Reino Unido.
  • No se conoce el origen de los metales ni si son absorbidos por la vagina al usarlos, ni cuál es su posible efecto en la salud humana.
  • Los expertos destacan que hacen falta más estudios para conocer si afectan a la salud.
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Es probable que hayas oído o leído algo sobre un estudio científico que encontró metales, algunos tóxicos para los seres vivos, en los tampones. Aclaramos qué se sabe al respecto (y lo que no) en base al propio estudio, a la evidencia científica y a varios expertos consultados por Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado.

El estudio detectó varios tipos de metales en algunos tampones

El trabajo científico se titula “Los tampones como fuente de exposición a metal(oides)” y fue publicado en agosto de 2024 en la revista Environment International. Analizó la concentración de 16 metales y metaloides -elementos químicos como el arsénico que tienen un comportamiento intermedio entre los metales y no metales- en 30 tampones de 14 marcas compradas en Nueva York, Atenas (Grecia) y Londres (Reino Unido). Encontró cantidades medibles de los 16 elementos analizados en todos los tampones y marcas estudiadas, incluso “concentraciones medias elevadas” de metales tóxicos como el plomo, cadmio y arsénico.

También analizaron materiales orgánicos -también conocidos como ecológicos- frente a no orgánicos usados en los tampones. En esta comparación, encontraron la mayor variabilidad en las concentraciones de metales. Los tampones no orgánicos presentaron mayores niveles de plomo, mientras que los tampones orgánicos mostraron mayores concentraciones de arsénico.

El estudio fue realizado por un equipo de investigadores de varias instituciones de Estados Unidos. Jenni A. Shearston, autora principal del estudio e investigadora postdoctoral de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley, explicó que se han realizado muy pocas investigaciones para medir las sustancias químicas presentes en los tampones. 

“Hasta donde sabemos, este es el primer artículo que mide los metales en los tampones. Es preocupante que hayamos encontrado concentraciones de todos los metales que analizamos, incluidos metales tóxicos como el arsénico y el plomo”, afirmó la experta, según recoge el portal de salud de la Universidad de Berkeley.

Kathrin Schilling, profesora adjunta de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y coautora del estudio, afirmó que si bien “los metales tóxicos son omnipresentes y estamos expuestos a niveles bajos en cualquier momento, el estudio muestra claramente que los metales también están presentes en los productos menstruales y que las mujeres podrían tener un mayor riesgo de exposición al usarlos”. 

LA FDA va a revisar el estudio y decidir si tomar medidas

La FDA, encargada del control de medicamentos, evalúa la seguridad de los tampones: “Los fabricantes envían datos que incluyen los resultados de las pruebas para evaluar la seguridad de los materiales utilizados para fabricar tampones y aplicadores (si cuentan con ellos), su absorbencia, fuerza e integridad, y si los tampones aumentan el crecimiento de ciertas bacterias dañinas o cambian los niveles normales de bacterias en la vagina”, señala el organismo.

Amanda Hils, portavoz de la FDA, contó a NPR que el organismo está revisando la investigación. “Planeamos evaluar el estudio de cerca y tomar todas las medidas necesarias para salvaguardar la salud de los consumidores que usan estos productos”, afirmó Hills, que destacó que “todos los estudios tienen limitaciones”.

No se conoce el origen de los metales ni si son absorbidos por la vagina

El estudio no analiza el origen de estos metales, aunque señala varias hipótesis. Podría tratarse de contaminación de las materias primas del tampón durante su producción o cultivo, o bien podrían haber sido añadidos intencionalmente durante la fabricación para evitar la proliferación de microbios, controlar el olor o actuar como lubricantes. El calcio y zinc, los 2 metales hallados con mayor concentración, se usan a menudo para estos fines, según indica el artículo. También se utilizan metales como pigmentos en algunas partes del tampón.

Tampoco se sabe si los metales se filtran de los tampones ni si de hacerlo son absorbidos por la mucosa vaginal y alcanzan al resto del cuerpo a través de la sangre. Sí se conoce que el uso de tampones puede provocar el síndrome de shock tóxico por la proliferación de bacterias y las toxinas que producen al llegar al torrente sanguíneo tras atravesar la mucosa vaginal. Los autores destacan la necesidad de realizar estudios futuros que examinen la posible filtración de los metales y su absorción por el cuerpo a través de la vagina.

Por lo tanto, tampoco se conocen todavía los posible efectos en la salud, como señaló Blanca Laffon, licenciada en Farmacia experta en evaluar la seguridad y compatibilidad de nuevos nanomateriales de productos comerciales. “Aunque algunos de esos metales son potencialmente tóxicos, como el plomo, arsénico y cadmio, es necesario saber si se pueden liberar del material del tampón durante su uso normal y, si es así, si pueden atravesar la mucosa vaginal y distribuirse por el organismo antes de conocer su posible impacto en la salud humana”, afirmó a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado.

“Puede ser preocupante, pero hay que hacer más estudios para conocer si hay motivos objetivos de preocupación sobre efectos para la salud. Sí sabemos que esos metales son tóxicos si llegan a la sangre, pero no sabemos si esto ocurre en las usuarias de tampones”, explicó Laffon.

¿Qué dicen los expertos?

Nathaniel DeNicola, obstetra y ginecólogo experto en salud ambiental del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, dice que la pregunta más urgente no es si hay químicos en los tampones, sino “cuándo se convierte en una cantidad peligrosa". Según contó el experto a NPR, el estudio no deja claro si las personas obtienen cantidades dañinas de cada metal a través de los tampones.

En la misma línea se posiciona la experta en biología celular Myriam Catalá. Destacó a Maldita.es que, de haber riesgo para la salud por estos metales, habría que valorar si este sería significativo en el contexto vital de las usuarias: “Hay que tener en cuenta que el tabaquismo, las dietas pobres en vegetales o la contaminación del aire provocan exposiciones muy altas de las mismas sustancias encontradas en los tampones”.

El profesor de Toxicología Miguel Ángel Sogorb explicó a Maldita.es que el estudio es “técnicamente impecable”. El experto destaca que son productos utilizados por millones de mujeres a diario, por lo que si realmente la presencia de metales fuera un problema de salud, “ya hubiera dado la cara y se hubiera detectado en estudios epidemiológicos, lo que no ha pasado”. Sogorb también considera que los tampones están pensados para absorber sustancias, no para liberarlas: “A priori, la liberación sería muy baja y también el riesgo”.

En cambio, el ginecólogo Alejandro Correa señaló a Maldita.es que la mucosa vaginal tiene una alta capacidad de absorción debido a su gran permeabilidad, su rica irrigación sanguínea y sus numerosos pliegues, que aumentan la superficie de absorción. Correa también afirmó que lo que se absorbe por vía vaginal entra directamente en la circulación sin pasar primero por el hígado, lo que significa que no se desintoxica ni se metaboliza inicialmente como ocurre con la ingesta oral.

Algunas de las sustancias detectadas son oligoelementos que necesita el organismo en pequeñas cantidades, como el calcio, el cobalto, el selenio y el zinc. Pero aunque podrían llegar a ser tóxicos, “es difícil que se alcancen concentraciones suficientemente altas para ser un problema porque el organismo dispone de mecanismos de regulación”, afirmó Sogorb.

Nicolás Olea, catedrático de Radiología y médico especializado en endocrinología y medio ambiente, señaló a Maldita.es que la obligatoriedad de demostrar el daño no es de las afectadas o sus médicos, sino que por el principio de precaución “son los proponentes del producto los que tienen que demostrar la inocuidad”. “Y no lo están haciendo ni se les exige”, afirmó.

Shearston espera que “se obligue a los fabricantes a analizar sus productos para detectar la presencia de metales, especialmente metales tóxicos”. “Sería emocionante ver que el público reclamara esto o que se mejorara el etiquetado de los tampones y otros productos menstruales”, afirmó.

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