Aunque la mayoría de los estadounidenses tiene acceso a agua potable segura, la calidad del agua varía según la zona y la infraestructura, según los CDC, encargados del control de enfermedades. Las tuberías en mal estado y el tratamiento insuficiente pueden hacer que el agua del grifo contenga sustancias contaminantes nocivas como arsénico, uranio, nitratos o plomo. Un problema que, según varios estudios, afecta de manera desproporcionada a las comunidades latinas.
Te explicamos qué sabemos sobre la exposición de los latinos a la contaminación del agua, cómo afecta a la salud, cómo identificar si el agua de tu hogar está contaminada y consejos para reducir los riesgos.
El agua puede contaminarse si no se trata bien o viaja por tuberías en mal estado
En Estados Unidos, 9 de cada 10 personas obtienen del grifo su agua proveniente de un sistema público de agua. Así lo indican los CDC, que destacan que las empresas que suministran esta agua están obligadas a cumplir con los estándares de agua potable segura establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de los EE. UU. (EPA).
“Estados Unidos tiene uno de los suministros de agua más seguros del mundo”, afirman los CDC. Pese a ello, en el país la calidad del agua potable varía de un lugar a otro, según las condiciones de la fuente de la que se extrae y el tratamiento que recibe.
“Si bien la mayoría de los estadounidenses tienen acceso a agua potable segura, se han encontrado contaminantes potencialmente dañinos (desde arsénico hasta cobre y plomo) en el agua del grifo de todos los estados de la nación”, afirma el organismo.
Existen algunos mapas interactivos para visualizar la calidad del agua y la presencia de contaminantes, como este de la Fundación de Investigación de la Calidad del Agua, este del Servicio Geológico de Estados Unidos o este del Grupo de Trabajo Ambiental (EWG).
Entre las posibles fuentes de contaminación, los CDC mencionan algunos químicos y minerales naturales (por ejemplo, el uranio), el uso de fertilizantes o pesticidas o un mal funcionamiento de los sistemas de tratamiento de aguas residuales.
El agua potable que no se trata adecuadamente o que viaja a través de un sistema de tuberías que no reciben el mantenimiento adecuado también corre un mayor riesgo de estar contaminada.
Las comunidades latinas enfrentan una mayor exposición a contaminantes en el agua
Las comunidades latinas tienen más probabilidades de recibir agua con altos niveles de contaminantes, según varios estudios. Un análisis de más de 140,000 sistemas públicos de agua potable en EE. UU., realizado por el medio inglés The Guardian en 2021, reveló que los sistemas de agua en los condados donde el 25% o más de la población es latina violan las normas de contaminación del agua potable a un ritmo 2 veces superior al del resto del país.
La percepción de inseguridad sobre el agua de grifo es más frecuente en adultos latinos y está influida por experiencias previas de contaminación, inseguridad hídrica y falta de confianza en la calidad del agua, según una revisión publicada en la revista Nutrients.
Paloma Beamer, investigadora de salud pública de la Universidad de Arizona, descubrió que la mayoría de los residentes latinos de Nogales (Arizona) pensaban que beber agua del grifo era tan peligroso como beber alcohol y conducir, y más perjudicial para la salud que fumar.
“Es necesario que haya más transparencia al explicar cómo se analiza el agua, qué estándares cumple y cómo pueden confiar en que es una fuente segura de agua potable. Es importante que las personas en su comunidad comprendan cuáles son las principales infracciones y cuáles son sus fuentes de agua alternativas”, explicó Beamer a The Guardian.
Del uranio al plomo: contaminantes a los que los latinos están desproporcionadamente expuestos
Una investigación publicada en Nature y basada en datos de la EPA concluye que los condados con mayor presencia latina presentan niveles más altos de uranio y arsénico en el agua potable, especialmente en estados del suroeste como Nevada, California, Arizona, Nuevo México y Texas.
A nivel nacional, las cuencas hidrográficas de los sistemas comunitarios de agua que contienen fuentes de PFAS –compuestos químicos sintéticos que pueden contaminar el agua– abastecen a una mayor proporción de residentes hispanos y afroamericanos no hispanos que aquellas sin fuentes de PFAS, según una investigación publicada en Environmental Science & Technology.
En estados como California y Texas, un estudio publicado en la International Journal of Environmental Research concluye que los sistemas de agua que abastecen a comunidades con un mayor porcentaje de residentes latinos y afroamericanos presentan una mayor riesgo acumulado de causar cáncer a lo largo de la vida debido a los contaminantes presentes en el agua.
También en California los sistemas de agua comunitarios que abastecen a comunidades mayoritariamente latinas/hispanas presentan niveles de nitrato en el agua potable persistentemente más altos y variables. Así lo indica un estudio publicado en la revista American Journal of Public Health, que destaca que la sequía ha agravado la situación, duplicando el aumento de nitrato en los sistemas que abastecen a más del 75% de población hispana.
Otro estudio publicado en la misma revista señala que, en el condado de Los Ángeles, los sistemas de agua comunitarios que sirven a áreas con mayores porcentajes de residentes hispanos presentan un mayor riesgo de contaminación del agua potable debido a la proximidad de sus pozos de abastecimiento a pozos de petróleo y gas.
En la ciudad de Nueva York, las áreas con mayor proporción de residentes hispanos presentan una incidencia significativamente más alta de líneas de servicio de agua potencialmente hechas de plomo, según una investigación publicada en Environmental Health Perspectives. Los autores vinculan esta disparidad con inequidades estructurales en la infraestructura, que también afectan a otras comunidades vulnerables.
Enfermedades gastrointestinales y otros posibles efectos del agua contaminada en nuestra salud
La presencia de ciertos contaminantes en el agua puede provocar problemas de salud. Por ejemplo, los CDC mencionan las enfermedades gastrointestinales, problemas reproductivos y trastornos neurológicos.
“La diarrea es la enfermedad más conocida que guarda relación con el consumo de alimentos o agua contaminados”, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS). En teoría unas 842,000 personas mueren cada año en el mundo de diarrea “como consecuencia de la insalubridad del agua, de un saneamiento insuficiente o de una mala higiene de las manos”. En Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado, explican por qué, además de diarrea, la polución del agua puede provocar otras enfermedades como cólera o hepatitis.
Los bebés, los niños pequeños, las mujeres embarazadas, los ancianos y las personas con sistemas inmunitarios debilitados corren un mayor riesgo de contraer estas enfermedades, según los CDC.
La polución por nutrientes –como los nitratos y los fosfatos– es el principal tipo de contaminación de las fuentes de agua dulce. Así lo indican desde el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC): “Si bien las plantas y los animales necesitan estos nutrientes para crecer, se han convertido en un contaminante importante debido a los desechos agrícolas y la escorrentía (aliviadero, desagüe) de fertilizantes”.
Una revisión publicada en International Journal of Environmental Research and Public Health precisa que existe una asociación entre un consumo elevado de nitratos y el cáncer colorrectal y los defectos del tubo neural (defectos congénitos del cerebro, la columna vertebral y la médula espinal).
Las comunidades latinas suelen vivir cerca de fuentes contaminantes
Algunas sustancias nocivas –a menudo sustancias químicas o microorganismos– contaminan los ríos, lagos u océanos degradando la calidad del agua y volviéndola tóxica para los seres humanos o el medio ambiente, tal y como subraya el NRDC.
Las comunidades latinas a menudo viven cerca de fuentes contaminantes como zonas industriales, patios ferroviarios, áreas de tráfico intenso y fábricas”, explicó Karin Stein, coordinadora en Iowa de Moms Clean Air Force y su programa EcoMadres, a Factchequeado.
Antonieta Cádiz, directora ejecutiva de Climate Power en Acción, indicó que los sitios Superfund (áreas altamente contaminadas) “representan una injusticia ambiental para las comunidades latinas, que tienen una probabilidad desproporcionada de vivir cerca de ellos”. Algo que se debe, entre otros motivos, a que los latinos con menos recursos tienden a vivir en barrios más económicos, que a menudo están ubicados cerca de fábricas, autopistas, patios ferroviarios u otras fuentes contaminantes, según los expertos consultados.
En esta nota de Factchequeado te explicamos que los latinos también están desproporcionadamente expuestos a la contaminación del aire.
El cambio climático amenaza el acceso al agua en comunidades rurales latinas
Una encuesta realizada en 2024 por Data for Progress (DFP) y Climate Power En Acción indica que los latinos siguen muy preocupados por los efectos de la continua dependencia de los combustibles fósiles, como el cambio climático y la contaminación del aire y del agua.
Los latinos están entre las comunidades más vulnerables al cambio climático, un fenómeno que empeora el acceso al agua y saneamiento en comunidades rurales y de bajos ingresos.
Gregory Pierce, director del Laboratorio de Soluciones para el Derecho Humano al Agua en la Universidad de California, explicó a Los Angeles Times que las comunidades rurales están especialmente en riesgo de ver limitado su acceso al agua. En muchos casos, dependen de pozos domésticos, tanques sépticos o pequeños sistemas de agua y carecen de otras reservas o de apoyo gubernamental.
“Si una inundación arrasa tu pozo, lo que ha ocurrido en gran parte del sureste y noreste con huracanes, y se contamina el agua, literalmente no tienes otra fuente a la que acudir”, apuntó Pierce. “Si un incendio quema tu tanque séptico, tendrás que pagar los dólares de tu bolsillo para reemplazarlo”.
Cómo saber si el agua que llega a tu casa está contaminada
“El agua del grifo generalmente está limpia, pero si alguien está preocupado por las condiciones en un lugar en particular, puede contactar con el proveedor que suministra el agua y solicitarle los resultados de las pruebas”, afirmó a Factchequeado Joseph F. Atkinson, profesor del Departamento de Ingeniería Civil, Estructural y Ambiental de la Universidad de Búfalo (estado de Nueva York) y experto en modelación de la calidad del agua.
La EPA aconseja pedir una copia del informe anual sobre la calidad de este líquido. Si el agua que usas proviene de un pozo individual o de otro suministro privado, el organismo recomendó solicitar información al departamento de salud y otros proveedores cercanos que usen aguas subterráneas.
Algunas sustancias, como el plomo, no se pueden ver, oler ni saborear. Para asegurarse de si están presentes en el agua potable, una alternativa es realizar una prueba en un laboratorio certificado. Estos tests generalmente cuestan entre 20 y 100 dólares.
Enjuagar las tuberías antes de beber y otros consejos para reducir el plomo en el agua del grifo
Uno de los metales tóxicos que pueden estar presentes en el agua del grifo es el plomo, que puede infiltrarse en el agua potable cuando las tuberías que lo contienen se corroen. La EPA explicó que esto ocurre principalmente donde el agua contiene altos niveles de acidez.
Se pueden seguir algunos consejos para reducir el plomo en el agua potable de tu hogar. Por ejemplo, “enjuagar” las tuberías antes de beber, según la EPA (es decir, dejar correr el agua del grifo antes de consumirla). Cuanto más tiempo esté el agua estancada en ellas, más plomo puede contener.
“Si el agua de un grifo en particular no ha sido utilizada durante seis horas o más, ‘enjuague’ las tuberías dejándola correr hasta que salga lo más fría posible”, afirmó la EPA. En teoría, esto puede llevar entre 5 y 30 segundos si se ha utilizado una gran cantidad de agua recientemente (por ejemplo, para ducharse o tirar la cadena). De lo contrario, podría llevar dos minutos o más.
También hay que tener en cuenta que “el agua caliente tiene más probabilidades de contener niveles más altos de plomo” y que hervirla no solucionará el problema. Por ello, es aconsejable utilizar siempre el agua lo más fría posible para beber, cocinar y preparar leche para un bebé.
Para mejorar la calidad del agua, una alternativa es usar filtros o dispositivos para su tratamiento. Atkinson explica que estos aparatos pueden funcionar, pero depende de la sustancia que estén tratando de eliminar. En este caso, la EPA aconseja fijarse en que estén certificados por organizaciones independientes para disminuir el plomo de forma eficaz. Puedes hacerlo en esta web.
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