El 61% de los latinos siente ansiedad por el cambio climático y casi la mitad (47%) se preocupa por sus efectos al menos una vez por semana. Así lo indica un informe de la Asociación Estadounidense de Psicología, que destaca que 7 de cada 10 latinos se sienten preocupados por la respuesta gubernamental al cambio climático. La exposición a fenómenos extremos como huracanes, inundaciones, sequías y altas temperaturas está asociada a mayores tasas de ansiedad, estrés postraumático, depresión e, incluso, suicidios.
Te explicamos cómo el calentamiento global puede impactar en la salud mental de las comunidades latinas.
Las consecuencias de huracanes, inundaciones e incendios forestales en la salud mental
“El calentamiento del planeta está propiciando eventos extremos del clima como incendios forestales, inundaciones repentinas, sequías prolongadas, tornados, días y noches de calor extremo, aumento en el nivel del mar y sus consecuencias como las marejadas ciclónicas y la erosión de las playas, deslizamientos de terreno, huracanes que se intensifican más rápido y mayor riesgo de exposición a aire contaminado”, explicó a Factchequeado Gredia Huerta-Montañez, pediatra, investigadora científica y presidenta de Puerto Rico Clinicians for Climate Action.
Hay diferentes situaciones provocadas por el cambio climático que pueden tener un impacto en nuestra salud mental, según recoge una revisión publicada en International Journal of Environmental Research and Public Health. Por un lado, hay que tener en cuenta los eventos climáticos extremos que duran días como huracanes, tifones o inundaciones. Por otro, están los eventos temporales de larga duración, como las sequías o algunas olas de calor. Y, por último, los cambios permanentes a largo plazo como las temperaturas más altas, el aumento del nivel del mar y un entorno físico inhabitable.
“La exposición a eventos climáticos extremos como huracanes, tifones, inundaciones e incendios forestales se asocia con un aumento significativo de los problemas de salud mental como el trastorno de estrés postraumático, la depresión y la ansiedad”, explicó Lawrence A. Palinkas, profesor de política social y sanitaria que estudia cómo el cambio climático afecta a poblaciones vulnerables, a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado.
El 56% de los latinos en EE. UU. vive en zonas que han experimentado un evento climático extremo en el último año, según el Pew Research Center. Algunos estudios indican que la exposición a desastres climáticos en regiones con alta densidad latina, como Texas y Florida, se asocia con un aumento en consultas de urgencia por ansiedad y depresión.
Algunas personas que han vivido el huracán Katrina (que azotó las costas del sureste de Florida y New Orleans en 2005), el huracán María (que causó daños masivos en Puerto Rico en 2017) o inundaciones o ciclones padecen ansiedad, trastornos del estado de ánimo, estrés postraumático, dificultades para dormir o una crisis de identidad provocada por la pérdida del lugar y el duelo. Estas consecuencias pueden durar meses o incluso años.
Vanessa Muñoz, gerente del programa de conservación de la Hispanic Access Foundation, señaló que algunos lugares donde suelen vivir las comunidades latinas “pueden experimentar temperaturas extremas, mientras que otros están más expuestos a inundaciones o a frecuentes incendios forestales”.
“Los huracanes y los fuegos forestales que cada vez son más frecuentes y severos en estados como California se asocian con la pérdida del hogar y hasta de vecindarios enteros”, explicó Huerta-Montañez. Esto “conlleva una alteración profunda y prolongada en las rutinas familiares” y “tiene un gran impacto en la salud mental y en la estabilidad emocional de las personas, especialmente de los niños y adolescentes”.
La exposición a olas de calor también se ha asociado con un aumento del estrés, la depresión y la ansiedad. Cuanto más largas sean, peor pueden ser las consecuencias en la salud mental. Un artículo publicado en la revista PNAS indica que tanto el calor como la sequía aumentan el riesgo de suicidio y el número de visitas a los hospitales psiquiátricos.
Más de dos millones de trabajadores agrícolas en EE. UU., muchos de los cuales son latinos, están en riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con el calor. De hecho, los latinos son un 21% más propensos que los blancos a experimentar el efecto de isla de calor urbana. Este fenómeno ocurre cuando las ciudades experimentan temperaturas más altas que las áreas rurales circundantes debido a la escasez de vegetación y la excesiva retención de calor del asfalto y el hormigón.
“Investigaciones recientes muestran que los latinos enfrentan tasas más altas de exposición a contaminación del aire y calor extremo, mientras que el 55% carece de seguro médico o está subasegurado, lo que los deja aún más vulnerables”, explican desde Climate Power, aliado institucional de Factchequeado.
A ello se suma que un 14% de los hogares latinos no tiene acceso a aire acondicionado y el 37% ha tenido que sacrificar necesidades básicas para pagar facturas de energía más altas, según KFF Health News, medio aliado de Factchequeado. Algo que, agrava aún más el estrés y la ansiedad en épocas de calor extremo, como indican desde Climate Power.
“Hay estudios que demuestran que el alza acelerada en la temperatura ambiental promedio está promoviendo mayores tasas de agresión colectiva, suicidios violentos y un deterioro de la salud mental y estrés en la población general”, explicó Huerta-Montañez.
Cómo el aumento del nivel del mar amenaza la salud mental
Los cambios a largo plazo y duraderos en el medio ambiente (por ejemplo, la erosión costera o el aumento del nivel del mar) también tienen un impacto en la salud mental. Según Palinkas, la exposición a este tipo de cambios está asociada con aumentos en las tasas de suicidio, depresión y ansiedad.
El nivel del mar ha subido entre 21 y 24 centímetros desde 1880, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés). Y todo parece indicar que la situación va a empeorar. Hasta 2100 es probable que el nivel del mar aumente “al menos 30 centímetros” respecto al nivel de comienzos de siglo. Con la subida del nivel del mar, se espera un aumento de inundaciones en los próximos años en varias partes del mundo.
El 44 % de los latinos vive en condados con alto riesgo de inundaciones, según la Hispanic Access Foundation. Un estudio publicado en la revista Nature Communications indica que quienes habitan en zonas costeras enfrentan mayor riesgo de aislamiento social y pérdida de acceso a servicios críticos debido a inundaciones recurrentes y daños en la infraestructura.
Por qué los latinos sufren de forma desproporcionada los efectos del cambio climático
Los latinos sufren de forma desproporcionada los efectos del cambio climático. Para entender este concepto de las disparidades en los riesgos a la salud asociadas al cambio climático, Huerta-Montañez sugirió pensar en que “todas las personas en Estados Unidos estamos corriendo una carrera cuya meta final es tener salud y bienestar”. “Pero, desafortunadamente, no todos salimos del mismo punto de partida en esa carrera. Los latinos salimos de mucho más atrás cuando comienza la carrera, en comparación con las personas de raza blanca”, indicó. Por lo tanto, tenemos que “correr” una distancia mucho más larga para llegar al mismo lugar. “Esto representa una injusticia muy marcada porque el acceso a la salud es un derecho, no un privilegio”, señaló.
Algunos factores, como la pobreza, la contaminación ambiental, la marginalización y el menor acceso a salud y educación, aumentan la vulnerabilidad de las comunidades latinas en Estados Unidos frente al cambio climático y sus efectos en la salud, según la experta.
A ello se suma que “entre las ocupaciones más frecuentes entre los trabajadores latinos e hispanos se encuentran aquellas que conllevan una mayor exposición a los factores e inclemencias del clima, como lo son la agricultura, la jardinería y la construcción”. En esta nota de Factchequeado te explicamos por qué los latinos están más expuestos al calor extremo en el trabajo y cómo protegerse.
Otro factor que aumenta la vulnerabilidad de ciertos grupos de latinos en Estados Unidos es el poder e influencia que tiene cada estado o territorio en el Congreso, según Huerta-Montañez. “Al analizar la respuesta federal a los huracanes de 2017, se observó que, entre las mismas poblaciones latinas, Puerto Rico -al no tener voto en el Congreso y debido a la marginalización de su población- es más vulnerable a sufrir retrasos desproporcionados en la recepción de ayuda federal, en comparación con estados como Florida y Texas”.
Entre los latinos que viven en el territorio continental de Estados Unidos, también existen grupos vulnerables. La experta menciona a las comunidades en zonas urbanas densamente pobladas sin áreas verdes ni árboles que proporcionen sombra; comunidades sin espacios de enfriamiento para quienes carecen de aire acondicionado o las personas sin techo durante olas de calor extremo; y comunidades situadas en zonas costeras inundables o propensas a incendios forestales.
Antonieta Cádiz, directora ejecutiva de Climate Power En Acción, destacó a Factchequeado que aunque Trump llegó a la presidencia prometiendo ‘hacer a América saludable otra vez’, su administración ha desmantelado regulaciones, ‘determinación de peligro’, dejandonos vulnerables. Esto funcionaba como un semáforo en rojo para las fábricas y plantas contaminantes: cuando la contaminación se volvía peligrosa, obligaba a detener o reducir las emisiones para proteger la salud de la gente. Al eliminar esa regulación, es como apagar el semáforo y dejar el cruce libre, permitiendo que la contaminación fluya sin control, aunque ponga en riesgo a las comunidades cercanas — muchas de ellas latinas.
A 8 de cada 10 jóvenes les preocupa el cambio climático
“Las amenazas generales de un clima cambiante pueden incitar a la desesperación y la desesperanza, ya que las acciones para abordar el 'problema perverso' del cambio climático parecen intangibles o insignificantes en comparación con la escala y magnitud de las amenazas”, afirman los investigadores de un artículo publicado en International Journal of Mental Health Systems.
Los adultos latinos son especialmente propensos a experimentar altos niveles de ansiedad climática en comparación con los estadounidenses negros y los blancos, según un estudio del Programa de Comunicación sobre el Cambio Climático de Yale.
El 26% de los latinos dice haber experimentado ansiedad inducida por el cambio climático, según una investigación publicada en la revista Nature. Además, suelen encontrar barreras para acceder a servicios de salud mental cultural y lingüísticamente apropiados.
Este problema también afecta a los jóvenes: 8 de cada 10 jóvenes dicen estar preocupados por el cambio climático, según un estudio publicado en la revista The Lancet. Los autores han entrevistado a más de 10,000 jóvenes de 16 a 25 años de Estados Unidos y otros 9 países. Más del 50% se siente triste, ansioso, enojado, impotente, indefenso y culpable por el calentamiento global y un 45% asegura que esta crisis afecta a su día a día.
“Niños y jóvenes de países de todo el mundo manifiestan ansiedad climática y otras emociones y pensamientos angustiosos sobre el cambio climático que impactan su vida diaria”, indica el estudio.
Los autores destacan que “una gran proporción de niños y jóvenes de todo el mundo manifiesta angustia emocional y una amplia gama de emociones dolorosas y complejas, como tristeza, miedo, ira, impotencia, desamparo, culpa, vergüenza, desesperación, dolor, pena y depresión”. Esta angustia se asocia con creencias sobre “una respuesta gubernamental inadecuada y sentimientos de traición”.
Emma Lawrance, directora del Centro de Atención Climática del Imperial College de Londres, explicó que los jóvenes son quienes menos han contribuido al problema, pero también quienes se enfrentan al reto de afrontar las consecuencias. “Los adultos que se suponía debían protegerlos los han defraudado”, explicó a la revista Time.
“Los desastres pueden trastocar la vida de los adolescentes durante largos períodos, por ejemplo, al interrumpir la asistencia escolar y los servicios de apoyo social y físico. Además, la situación económica de sus familias podría empeorar”, añadió Amy Auchincloss, profesora asociada de epidemiología en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Drexel.
Qué pueden hacer los latinos preocupados por el cambio climático
Para ayudar a mitigar los efectos del cambio climático en la salud mental, Huerta-Montañez recomendó que las comunidades latinas incorporen el cuidado de la salud mental en su vida cotidiana.
“Es importante continuar promoviendo los valores culturales latinos que nos identifican como la unión familiar y el apoyo de la familia extendida, incluyendo el fundamental rol de los abuelos. Promover la unidad familiar y mejorar la comunicación en las familias y en las comunidades nos puede hacer más resilientes y capaces de prepararnos, afrontar y superar desastres del clima”, señaló.
Para la experta, “el deber y derecho civil de votar en las elecciones es una oportunidad importante para transformar la preocupación y la ansiedad asociadas con el cambio climático en una acción poderosa para lograr los cambios que necesitamos para proteger a las comunidades latinas e hispanas”.
Para ello, sugiere “identificar a los candidatos a puestos de liderazgo en el gobierno que han demostrado con sus acciones que tienen la capacidad de trabajar en la protección del ambiente, en la mitigación del cambio climático a través de políticas públicas que disminuyan la dependencia a los combustibles fósiles y en disminuir o eliminar las desigualdades de la salud, sociales y económicas que sufren las comunidades latinas”.
La experta también aconsejó conectar con la naturaleza y fomentar actividades al aire libre en entornos seguros. Por ejemplo, la siembra de árboles o el mantenimiento de huertos, ya que “beneficia la salud mental de los niños y contribuye a la seguridad alimentaria”.
También consideró fundamental informarse en fuentes fiables y evitar la sobreexposición a redes sociales, ya que en ocasiones pueden aumentar la ansiedad y confusión.
“Unirse y conectar con grupos que estén trabajando por proteger el ambiente y promover la salud nos puede ayudar a hacer comunidad, a lograr cambios sociales positivos a corto y largo plazo y no sentirnos sólos o aislados”, concluyó.
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