Después de la escasez nacional de leche de fórmula para bebés que está sufriendo Estados Unidos, aparecen contenidos en redes sociales como TikTok (ejemplo), Facebook (ejemplo 1, 2 y 3) y Twitter (ejemplo 1 y 2) en los que se dice cómo hacer un sustitutivo de esta fórmula basado en leche evaporada Carnation, jarabe de maíz como Karo Syrup y agua hervida.
Pero ten cuidado: al igual que contamos en Factchequeado los peligros de la leche de fórmula ‘casera’ para los lactantes, las recetas con leche evaporada tampoco son un alimento apropiado para el bebé. A pesar de que muchas personas aseguran que esta receta se usaba en el pasado, la American Academy of Pediatrics (AAP) advierte de que “plantean importantes problemas de seguridad en relación con la contaminación y la concentración de nutrientes”. Agregan que algunos lactantes han sido hospitalizados en el pasado por el uso de estas fórmulas: “Puede dañar a su bebé”.
Otros contenidos en redes sociales también afirman que la leche de cabra es “casi idéntica a la leche materna” y, por tanto, es apta para lactantes. Esto no es cierto: el consumo de leche de cabra en bebés de menos de un año puede traer deficiencias de vitaminas y es extremadamente alta en proteínas en comparación con la leche materna o de fórmula, lo que puede llevar a una deshidratación. Si se trata de leche de cabra cruda, se añaden otros riesgos para la salud como anomalías electrolíticas (pocos o muchos electrolitos), acidosis metabólica (demasiado ácido en los líquidos corporales), anemia por falta de vitaminas, reacciones alérgicas graves e infecciones.
Ni la leche evaporada Carnation ni sus recetas sustituyen a la fórmula para bebés
Circulan contenidos por internet en los que se afirma que, antes de la invención de la leche de fórmula para bebés, los hogares usaban una receta casera con los siguientes ingredientes en diferentes proporciones: leche evaporada Carnation, agua hervida (o esterilizada) y jarabe de maíz Karo Syrup.
Al igual que explicamos los riesgos de realizar una leche de fórmula casera, las recetas con leche evaporada no son diferentes y entrañan los mismos peligros.
El médico de familia y profesor de Pediatría de la Facultad de Medicina Dell de la Universidad de Texas, Steven A. Abrams responde, en un artículo de la American Academy of Pediatrics, que a pesar de que esta receta casera podría haber sido empleada en el pasado, “también conllevaba muchos riesgos para los bebés”, por lo que lo desaconseja encarecidamente: “El uso de una fórmula casera puede dañar a su bebé. Algunos han sido hospitalizados por usar fórmulas caseras”.
En declaraciones a la revista Rolling Stone, Abrams incide en que a pesar de que “alimentar a bebés con leche evaporada en los años 50 era la norma, esto no significa que la gente quiera emplear estos métodos inadecuados al día de hoy”. “El hecho de que tu madre, abuela o bisabuela sobreviviera [usando leche evaporada] no significa que tu hijo también lo vaya a hacer”, zanja el pediatra, en referencia a influencers y personas que comparten el contenido basándose en que estas recetas se usaban en el pasado.
“Ya se hacía en generaciones pasadas”, un argumento peligroso y descontextualizador
El principal argumento que emplean quienes difunden estos contenidos sobre leche evaporada como sustitutivo de la fórmula para bebés es que era algo que “ya se hacía en generaciones pasadas”, “esto se ha hecho durante más de 70 años” o “mi madre me lo daba cuando yo era un bebé”.
Carla Cevasco, doctora en estudios americanos en la Universidad Rutgers de Nueva Jersey, investigadora en alimentación infantil, cultura material, género y raza estadounidenses y autora de Violent Appetites: Hunger in the Early Northeast (“Apetitos violentos: el hambre en el noreste temprano”), reflexionó en su cuenta de Twitter sobre este discurso que habla del pasado como una época libre de peligros y cómo esto conecta con la leches de fórmula, que se han empleado “a lo largo de la historia, cuando los bebés necesitaban comida más allá de la leche materna”.
Como ejemplo de dietas alternativas, Cevasco cita a las mujeres wabanaki del siglo XVII que “a veces alimentaban a los bebés con una mezcla de nueces hervidas, harina de maíz y agua”; y a la Edad Moderna europea, cuando “los bebés a menudo consumían papilla o panada, mezclas de leche animal o agua, pan rallado o harina”. Estos sustitutos de la leche materna, precisa, “no siempre eran seguros ni nutritivos”, por lo que antes de la llegada de las leches de fórmula comerciales en los años 50, “muchos bebés morían por enfermedades o inanición porque no podían recibir leche materna y los alimentos alternativos no eran seguros o adecuados.
Como muestra de esto, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) recogen estadísticas como la tasa de mortalidad infantil en grandes periodos de tiempo. Así, observando los datos desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, se aprecia que en 1950 fallecían 29,2 niños menores de un año por cada 1.000 nacimientos, en 1980 esta cifra baja hasta los 12,6 fallecimientos por cada 1.000 hasta llegar los 5,7 fallecimientos por cada 1.000 de 2018.
Peligros de la leche de cabra para bebés de menos de un año
Por último, parte de estos contenidos dedicados a difundir la receta de leche de fórmula casera con leche evaporada también añaden que la leche de cabra es una opción viable para bebés al ser “casi idéntica a la leche materna”.
Esto tampoco es cierto, como advierten expertos en pediatría, alimentación infantil, nutrición humana y evidencias científicas. Elizabeth S. Erickson, pediatra del Centro de Partos de Duke en Durham (Carolina del Norte), explicó a The News & Observer que la leche de cabra en bebés “puede conllevar deficiencias vitamínicas”. La médica agrega que muchas de las recetas caseras también añaden miel entre sus componentes, un alimento a evitar para los humanos de menos de un año por su alto contenido en azúcar y el riesgo de botulismo infantil.
El grupo hospitalario de Utah Intermountain Healthcare ha dedicado un artículo específico en su web a resolver esta cuestión: “A pesar del hype que tiene, la leche de cabra es una opción insegura para bebés de menos de un año”. Esto se debe a que esta leche es “extremadamente alta en proteínas cuando se compara con la leche materna o de fórmula. El cuerpo necesita entonces generar orina adicional para librarse de ello, y orinar demasiado puede causar una deshidratación a tu bebé, lo que puede resultar en un daño y hospitalización”.
De igual modo, Intermountain agrega que la leche de cabra cuenta con poco ácido fólico y otros nutrientes esenciales como la vitamina D. “Sin ellos, tu hijo puede fatigarse, experimentar anomalías cardíacas y respiratorias, episodios similares a las convulsiones o incluso tener hemorragias internas. Incluso si no presentan estos síntomas extremos, estos nutrientes ayudan a las células y tejidos a crecer y sin ellos, el desarrollo del cerebro del bebé puede verse afectado”.
Kimberly O’Brien, investigadora de nutrición humana en la Universidad Cornell, desaconseja a padres y madres que intentan reemplazar la leche de fórmula por leche de cabra o de vaca. “No son sustitutos de las fórmulas infantiles o de la leche materna”, afirma.
Por último, un artículo científico publicado en 2010 revisó toda la evidencia correspondiente al consumo de leche de cabra cruda en bebés, una “práctica peligrosa” y alimentada por “creencias culturales y exposición a informaciones falsas en internet”, decían los investigadores. Entre los peligros para la salud, incluían anomalías electrolíticas (pocos o muchos electrolitos), acidosis metabólica (demasiado ácido en los líquidos corporales), anemia por falta de vitaminas, reacciones alérgicas graves e infecciones.
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