Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional (DNI), afirmó el 18 de julio de 2025 en una rueda de prensa desde la Casa Blanca que su oficina había encontrado “evidencias” de que Barack Obama, cuando era presidente, había presionado a las agencias de inteligencia para que emitieran un reporte falso sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 y así deslegitimar la victoria de Donald Trump.
Gabbard publicó una serie de documentos desclasificados (que incluyen correos electrónicos y reportes de inteligencia) que, afirma, respaldan su acusación, pero en realidad, los archivos que publicó, según determinamos luego de un análisis en Factchequeado, contradicen sus afirmaciones.
Lo que afirma Gabbard
De acuerdo con Gabbard, Obama y su equipo de Seguridad Nacional supuestamente presionaron a la Comunidad de Inteligencia (IC, por sus siglas en inglés) para que “fabricara” sus conclusiones en el tema de la injerencia rusa en las elecciones de 2016, pasando de afirmar –antes de las elecciones– que Rusia no tenía la intención de “manipular el conteo de votos a través de medios cibernéticos”, a emitir en enero de 2017 un reporte que, según ella, “contradecía directamente” esos hallazgos. Pero no fue así. Según los documentos presentados por la propia Gabbard, el reporte de 2017 no contradice los de 2016.
Dato: la IC está conformada por un grupo de 18 agencias del Poder Ejecutivo (incluyendo la CIA y el FBI) “que trabajan de manera independiente y conjunta para llevar a cabo actividades de inteligencia necesarias para la conducción de las relaciones exteriores y la protección de la seguridad nacional de los Estados Unidos”.
Los documentos que publicó Gabbard la contradicen
En Factchequeado entramos a la página web de la oficina de la DNI, donde está el memorando y los documentos que supuestamente demuestran la existencia de la “conspiración” que habría liderado el expresidente Obama para que se emitiera un reporte de inteligencia “falso”.
La supuesta “prueba” radicaría en que la Comunidad de Inteligencia había afirmado antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2016 que Rusia no tenía la capacidad de “directamente manipular el conteo de votos a través de medios cibernéticos” y que, por supuesta presión de Obama, en enero de 2017, después de las elecciones, la IC había tenido que “fabricar” otro reporte que “contradijo directamente” los anteriores.
Pero mediante un análisis que hicimos en Factchequeado determinamos que en los documentos no hay tal contradicción.
El reporte de 2017 de la Comunidad de Inteligencia no contradice los documentos de Inteligencia de 2016 porque no concluyó que Rusia hubiese llevado a cabo ataques cibernéticos para alterar el resultado de las elecciones. De hecho, este reporte destaca que, según una evaluación del Departamento de Seguridad Nacional, los agentes de inteligencia rusos “probablemente estaban en posición de manipular algunas bases de datos de registro de votantes, pero los tipos de sistemas que los actores rusos atacaron o comprometieron no estaban involucrados en el conteo de votos”.
El reporte de 2017 e investigaciones posteriores sí concluyeron que Trump era el candidato preferido para el Kremlin en 2016
En el reporte de 2017, la Comunidad de Inteligencia concluyó: “Evaluamos que Putin, sus asesores y el Gobierno ruso desarrollaron una clara preferencia por el presidente electo Trump sobre la secretaria Clinton. Basamos esta evaluación en información de inteligencia y en medios estatales rusos que indican que los funcionarios rusos consideraban al presidente electo Trump como más favorable a intereses clave de Rusia y más alineado con la preferencia de Putin por líderes a quienes ve como negociadores”.
Gabbard afirma que esa conclusión del reporte de Inteligencia de 2017 es “falsa”. Sin embargo, investigaciones posteriores también concluyeron que Trump era el candidato favorito del Kremlin, y que desde Moscú se llevó a cabo una operación de influencia para beneficiarlo, incluyendo el desarrollo de campañas en redes sociales a favor de Trump.
Por ejemplo, senadores demócratas y republicanos de la Comisión de Inteligencia del Senado publicaron en abril de 2020 una evaluación sobre el reporte de inteligencia de 2017 y concluyeron:
Que el análisis de la Comunidad de Inteligencia “presentó una base de inteligencia coherente y bien construida para el caso de la interferencia rusa sin precedentes en las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2016”.
Que los análisis “estuvieron respaldados por inteligencia de múltiples fuentes, aunque con distintos niveles de fundamentación”.
Y que la comisión “no encontró problemas significativos relacionados con las prácticas analíticas en la preparación o presentación final” del reporte”.
Además, Robert Mueller, fiscal especial encargado de investigar la injerencia rusa en las elecciones de 2016, en su reporte publicado en marzo de 2019 concluyó que el gobierno de Rusia, a principios de 2016, “comenzó a enfocarse en apoyar al candidato Trump”.
La campaña impulsada desde el Kremlin “evolucionó de un programa generalizado, diseñado en 2014 y 2015 para socavar el sistema electoral de EE. UU., a una operación dirigida que, a principios de 2016, favorecía al candidato Trump y desprestigiaba a la candidata Clinton”, señala el reporte.
En una rueda de prensa conjunta de Putin y Trump en 2018, un periodista le preguntó al mandatario ruso si era verdad que él prefería que Trump hubiese ganado en 2016 y que si había dado la orden a sus funcionarios para que ayudaran a ello. Putin contestó: “Sí lo hice. sí lo hice. Porque [Trump] habló sobre normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia”.
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