Por Samedi Aguirre para Factchequeado
El Centro Histórico de la Ciudad de México se caracteriza por la resonancia del tiempo entre sus calles. En ellas se edificaron enormes construcciones virreinales de tezontle y cantera; la arquitectura barroca predomina y, en algunos puntos, es casi imposible discernir dónde comienza un edificio y termina otro.
Esa sensación de construcción continua está en la calle que ahora lleva el nombre del periodista mexicano Filomeno Mata. Sólo que a diferencia de los edificios cercanos, en donde hay museos o restaurantes, el inmueble ubicado en el número 8 de la calle es la sede del Club de Periodistas de México, la asociación civil fundada en 1952 que públicamente condena la mentira, pero que impulsa propaganda rusa y desinformación sobre la invasión militar en Ucrania y otros asuntos claves para el gobierno de Vladimir Putin.
Aunque la puerta permanece abierta, una vez adentro se apaga el sonido de los carros, la música del organillo y el bullicio a tan sólo 900 metros del Zócalo, la Catedral y el Palacio Nacional donde despacha la Presidenta de México. El silencio lo hace parecer iglesia, pero este se rompe cuando desde una larga y alta recepción de madera una voz ordena: “¡Dígame!”.
La mirada del hombre es impaciente, así que me apresuro a pedir información sobre las instalaciones que se rentan para fiestas. “Lo vi en Bodas.com”, le digo. Parece confundido, pero de todos modos me extiende una arrugada libreta de visitas, me pide anotar mi nombre y mostrarle mi celular para corroborar la hora de ingreso. “A ver, mi reloj se rompió”, dice, y con ese pretexto mira sin ninguna discreción la pantalla de mi teléfono.
Resulta que ese espacio no sólo ha servido para eventos políticos como la conferencia de prensa de dirigentes y representantes populares electos de Morena en julio de 2024, donde se promocionaba la Reforma Judicial; o para albergar un premio de periodismo que ha sido especialmente benéfico para medios como Russia Today (RT); también se renta para celebrar bodas, graduaciones y cualquier evento social. “Este Palacio Virreinal te conecta con la riqueza cultural de la ciudad y ofrece espacios únicos para encuentros significativos”, dice la página web del Club.

Si decides que aquí sea tu boda, podrás contar que en este mismo sitio estuvieron personajes como el embajador ruso Viktor Koronelli, recibiendo un premio dirigido al medio de propaganda ruso Tsargrad, por su cobertura en la guerra en Ucrania.

“Esta es su casa mexicana”, le dijo al embajador en 2023 Celeste Sáenz, quien junto a Mouris Salloum George, lideran el Club. Además, tienen su revista, una página web, un podcast y una fundación de asistencia social para periodistas, nombrada en honor a su fundador, el español Antonio Sáenz de Miera Fieytal, padre de Celeste.
Es un edificio de 3 niveles y 1,892 metros cuadrados de superficie total (20,365 pies cuadrados). El sonido de mis pasos parece exagerado sobre la escalera monumental que me conduce al primer piso. Ahí se encuentra el salón nombrado en honor a Adolfo López Mateos, quien como presidente de México decretó el 8 de diciembre de 1961 que ese lugar se destinaría al uso del Club Mexicano de Periodistas A. C, según consta en el archivo del Diario Oficial de la Federación, que es el periódico oficial del Gobierno de México que publica leyes, decretos, reglamentos y otros actos de los poderes de la Federación.
El inmueble es tan grande que en la planta baja hay espacio para una cafetería, aunque está en desuso. En el patio se celebran eventos para hasta 300 invitados, en el segundo nivel hay oficinas de la asociación civil y, en el tercer piso, se encuentra la Posada del Periodista, que dice poder albergar a 34 huéspedes fijos, 8 ambulatorios y 50 de media estancia.
Según la mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, este edificio era antes un convento de la Orden de los Bethlemitas. Pasó a manos del particular Abelardo G. Labastida en 1894, y en 1930 un decreto presidencial de Abelardo L. Rodríguez destinó el edificio al servicio de Industria y Comercio. En 1937 se cambió por el Departamento de Pesas y Medidas, y desde 1961, es el Club de Periodistas.
Me encuentro ahora con una mujer que me recibe sonriente y me muestra desde el balcón el patio techado que se renta para fiestas. El piso parece un tablero de ajedrez, con cuadros de mármol que alternan el negro y el blanco bajo múltiples columnas y capiteles perfectamente moldeados. Señala la ubicación de los baños y presume que ahí se han organizado fiestas con diferentes motivos.
No me dice que además de eventos sociales y premiaciones del Club, en ese espacio el año pasado se dio un curso para medios de comunicación impartido por RT, similar al que se impartió en Venezuela y que, según el medio de verificación Cazadores de Fake News, en aquel país concluyó con vitoreos de “¡Viva Rusia!”, y “¡Viva Putin!”.
Tampoco me cuenta que en ese lugar se han realizado conferencias de prensa internacionales, como la dictada por Evo Morales en noviembre de 2019 cuando llegó a México después de presentar su renuncia a la presidencia de Bolivia. Ni que su fachada sirve de spot de filmación para series y comerciales.
Detrás escucho el movimiento rápido de dos personas que se despiden mientras cruzan las altas puertas de madera y moldura dorada. “Ya se van mi jefe y mi jefa”, me dice, mientras veo a una mujer de cabello rubio apresurar el paso y a un sujeto alto y de cabello negro que camina delante de ella. Sus jefes no son otros que Celeste Sáenz y Mouris Salloum George.
Minutos después me conducen a una oficina donde las paredes casi no se ven, pues sobre ellas cuelgan cuadros enormes del patio dispuesto como salón de eventos y una gran pantalla que muestra la exagerada vigilancia del recinto con múltiples videocámaras.
La encargada que se sienta frente a un gran escritorio de madera finalmente me informa que la renta del espacio por 6 horas es de 77 mil pesos mexicanos (4,191 dólares), y 1,500 pesos adicionales (81 dólares) por el servicio de limpieza de baños. La música, la decoración, el mobiliario y el banquete no los proporcionan ahí, por lo que hay que buscar a esos proveedores en otro lado. En su agenda ya está reservado el espacio para 6 eventos durante los últimos 4 meses de 2025.
Agradezco la información y me despido con calma del señor de la recepción, por la que también se entra a la Fundación que lleva el nombre del fundador del Club: Antonio Sáenz de Miera Fieytal. El Club y la Fundación están en un mismo edificio, donde mañana puede haber una boda, pasado la filmación de una serie y el siguiente día premios que favorecen a las narrativas del Kremlin.
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