El presidente Donald Trump afirmó el 22 de septiembre de 2025 durante “un anuncio histórico” desde el Despacho Oval que tomar paracetamol, el ingrediente principal del Tylenol (también conocido en EE. UU. como acetaminofén) “no es bueno”, y que las mujeres embarazadas sólo deben consumirlo en casos de fiebre extrema. El mandatario también declaró: “Hay un rumor, y no sé si es cierto o no, de que en Cuba no tienen Tylenol porque no tienen dinero para Tylenol y prácticamente no tienen autismo”.
Esa afirmación es falsa. En Cuba sí hay autismo, aunque los registros oficiales están limitados y subestimados, y la falta de Tylenol no tiene relación con la proporción de casos existentes del trastorno.
Lo que dice la ciencia sobre el paracetamol y el autismo
No hay evidencias científicas que respalden lo dicho por Trump. Hasta la fecha, las investigaciones sobre un posible vínculo entre el paracetamol y el autismo no han demostrado una relación causal. Hay estudios que investigan asociaciones, pero los resultados son mixtos, con limitaciones metodológicas, posibles factores de confusión, y no son concluyentes, como explica en esta nota Factchequeado y en esta otra FactCheck.org, medio aliado de Factchequeado.
El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) publicó un comunicado que contradice las afirmaciones de Trump, señala que no hay base científica suficiente para afirmar que el paracetamol produzca autismo y aconseja a las embarazadas hablar con un profesional antes de tomar cualquier medicamento. “No tratar la fiebre y el dolor en el embarazo puede afectar la salud de madre e hijo”, advierten.
El Colegio Estadounidense asegura que el anuncio de la Casa Blanca ”no está respaldado por todas las pruebas científicas y simplifica peligrosamente las numerosas y complejas causas de los problemas neurológicos en los niños”.
La Sociedad de Medicina Materno Fetal (SMFM) también declaró en un comunicado publicado el 5 de septiembre de 2025 que el paracetamol es apropiado para tratar el dolor y la fiebre durante el embarazo.
Además, organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) han reiterado recientemente que el paracetamol es seguro durante el embarazo cuando se usa en la dosis mínima eficaz y por el tiempo necesario, y que no hay pruebas concluyentes que lo relacionen con el autismo.
Qué pasa realmente en Cuba
Tampoco es cierta la relación que estableció el presidente estadounidense sobre la escasez de Tylenol con que “prácticamente no hay autismo” en Cuba.
En este reportaje reciente de elTOQUE, medio aliado de Factchequeado, se recogen testimonios de una docena de madres cubanas con niños con trastorno del espectro autista (TEA) y de varios expertos. Además, se explica que los bajos registros oficiales en Cuba se deben más a limitaciones en el diagnóstico y a la ausencia de estadísticas actualizadas, y no a la falta de un medicamento específico.
No es cierto que Cuba “no tiene Tylenol” en el sentido de que el medicamento simplemente no exista; sí lo hay, aunque la escasez de fármacos básicos es un problema real, sobre todo, en los últimos años.
Tampoco es correcto decir que Cuba tiene “prácticamente nada de autismo”: hay personas con TEA, reconocimientos institucionales, diagnósticos, terapias, aunque los registros pueden estar limitados o subnotificados.
En Cuba existen 3,500 personas registradas con el espectro autista, el 60%de ellas del sexo masculino, de acuerdo a cifras oficiales citadas por la agencia estatal ACN en abril de 2025.
Según datos del Ministerio de Salud Pública y de los registros de atención a personas con autismo, las autoridades calculan que en Cuba 1 de cada 2,500 niños presenta trastorno del espectro autista. Sin embargo, la información oficial, citada por MEDICC Review, reconoce que esta cifra probablemente esté por debajo de la realidad debido a limitaciones en los métodos de vigilancia y diagnóstico.
No hay respaldo científico de que un menor uso del paracetamol explique tasas bajas de autismo en países como Cuba.
Qué opinan los especialistas
Tras las declaraciones de Trump, el doctor cubano Lucio Enrique Nordarse, señaló en redes sociales que es “una barbaridad” decir que “en Cuba no se toma Tylenol y que por eso no hay autismo”. “Totalmente erróneo, falso y vergonzoso. En Cuba hay mucho autismo. Incluso más de lo que pudiéramos pensar, solo que están mal diagnosticados o sin diagnóstico, hay un subregistro”, precisó.
Por su parte, el científico cubano Eduardo López-Collazo comentó: “El autismo fue descrito clínicamente en 1943 (Kanner) y el paracetamol se comercializó en 1955 (Tylenol infantil). No hay relación causal probada entre ambos. Aunque algunos estudios exploran posibles vínculos, la evidencia sigue siendo [no] concluyente”. El experto hizo un llamado a seguir la ciencia y los datos.
El médico de urgencias y especialista en Salud Pública Craig Spencer también reaccionó en X a otras declaraciones recientes de Trump, en las que el presidente mencionó tanto a la comunidad Amish ——un grupo religioso asentado en Estados Unidos, conocido por mantener estilos de vida tradicionales y un uso limitado de la medicina moderna— como a Cuba en relación con el autismo y el consumo de paracetamol.
“Sí, el autismo existe en la comunidad Amish. Sí, Cuba tiene acetaminofén. Sí, esto es solo una mentira desinformada tras otra”, subrayó el experto. Además, calificó la intervención de Trump como “la peor rueda de prensa sobre salud” que había presenciado desde la pandemia.
Trump ofreció las declaraciones del 22 de septiembre de 2025 junto al secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., quien en el pasado ha planteado teorías desacreditadas sobre el aumento de las tasas de autismo, culpando a las vacunas a pesar de la falta de pruebas, como explicó en esta nota Factchequeado.
En conclusión, la afirmación de Donald Trump es falsa: en Cuba existe autismo, aunque con subregistro y limitaciones estadísticas, y no hay evidencia científica que vincule el paracetamol con la proporción de casos existentes del trastorno. La escasez de medicamentos en la isla es real, pero no explica la existencia ni la magnitud del autismo.
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No, hace 20 años el autismo en niños no era 1 de cada 10,000, al contrario de lo que afirmó Trump