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Cuidado con las afirmaciones falsas de los CDC sobre vacunas y autismo: la evidencia científica descarta cualquier relación causal

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Si sólo tienes unos segundos, lee estas líneas:

  • La web de los CDC sobre vacunas y autismo fue modificada el 19 de noviembre de 2025 para indicar que “la afirmación de que ‘las vacunas no causan autismo’ no está basada en evidencia”. Eso es falso. 
  • Décadas de estudios en distintos países y asociaciones científicas reconocidas, como la Academia Estadounidense de Pediatría, concluyen que no hay pruebas de que exista un vínculo entre las vacunas y el autismo.
  • Los CDC usan una trampa retórica al indicar que “los estudios no han descartado la posibilidad de que las vacunas infantiles causen autismo”. Así lo indican varios expertos, que destacan que la ciencia no puede “probar” la falta de asociación, pero sí descartar la hipótesis mediante la evidencia acumulada durante años.
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La web sobre vacunas y autismo de los CDC, encargados del control de enfermedades, fue modificada el 19 de noviembre de 2025 para reflejar posturas que contradicen el consenso científico. “La afirmación de que ‘las vacunas no causan autismo’ no está basada en evidencia”, señala la web. Eso es falso. Los expertos recuerdan que decenas de estudios en varios países no han encontrado ninguna relación entre las vacunas y el autismo.

La web de los CDC indica que “los estudios no han descartado la posibilidad de que las vacunas infantiles causen autismo”. Esta afirmación es una trampa retórica, según varios expertos. Como explican, igual que no se puede demostrar que una persona no puede volar, la ciencia no puede probar una falta de asociación, pero sí puede descartar hipótesis con evidencia sólida

Tras décadas de investigación, la literatura científica y los expertos coinciden: no existe evidencia de un vínculo entre las vacunas y el autismo.

No hay pruebas de que las vacunas causen autismo

Las ideas difundidas en la web de los CDC son las mismas que promueve el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., un activista antivacunas que cuestionó en varias ocasiones la evidencia científica sobre vacunas y autismo.

Pero, en realidad, no existe ninguna relación entre las vacunas y el autismo. Así lo aseguró Susan Kressly, presidenta de la Academia Estadounidense de Pediatría: “Quien repita este mito perjudicial está mal informado o intenta engañar a los padres. Exigimos a los CDC que dejen de malgastar recursos públicos para difundir afirmaciones falsas que siembran dudas sobre una de las mejores herramientas que tenemos para mantener a los niños sanos y en pleno desarrollo: la vacunación sistemática”.

Las vacunas y sus componentes se han puesto a prueba en repetidas ocasiones, pero no se ha demostrado que exista ninguna relación. “Sabemos con certeza, desde hace muchos años, que las vacunas no causan autismo”, aseguró Santhosh Girirajan, profesor asociado de la Universidad Estatal de Pensilvania que estudia las bases genéticas de los trastornos del desarrollo neurológico, a NBC News.

Por ejemplo, un estudio particularmente amplio de 2019 sobre la vacuna MMR (contra el sarampión, las paperas y la rubéola) abarcó a todos los niños nacidos en Dinamarca de madres nacidas en Dinamarca entre 1999 y 2010, con al menos varios años de seguimiento. No se encontró un mayor riesgo de autismo entre los niños vacunados, incluidos los niños con hermanos con autismo y otros factores de riesgo.

“La ciencia es clara: las vacunas no causan autismo”, afirmó la Fundación para la Ciencia del Autismo en un comunicado. El organismo explicó que ningún factor ambiental ha sido tan estudiado como posible causa del autismo como las vacunas: “Esto incluye tanto los componentes de las vacunas como la respuesta del organismo a ellas. Todas estas investigaciones han determinado que no existe ningún vínculo entre el autismo y las vacunas”. Además, algunas características biológicas del autismo “pueden detectarse prenatalmente, antes de la administración de cualquier vacuna”. Por ejemplo, se pueden observar diferencias en la estructura cerebral ya en el segundo trimestre de gestación. 

Es importante tener en cuenta que las vacunas son, junto con los antibióticos, los antisépticos hospitalarios y la generalización de la sanitización del agua, uno de los métodos más eficaces para salvar vidas.

Los CDC usan una trampa retórica habitual entre antivacunas, según los expertos

Pese a ello, la web de los CDC indica que “la afirmación de que ‘las vacunas no causan autismo’ no está basada en evidencia, ya que los estudios no han descartado la posibilidad de que las vacunas infantiles causen autismo”.

Como señala Alison Singer, presidenta y cofundadora de la Fundación para la Ciencia del Autismo, este lenguaje es una táctica común utilizada para sembrar dudas sobre la seguridad de las vacunas. “No se puede realizar un estudio científico para demostrar que algo no causa otra cosa”, indicó a CNN

Paul Offit, pediatra y director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia, indicó que “nunca se puede probar la nada”. Como explicó el experto, la ciencia no puede “probar un negativo”, pero sí puede acumular evidencia suficiente para rechazar una hipótesis. Recordó que 24 estudios en 7 países han llegado a la misma conclusión: la vacuna MMR no aumenta el riesgo de autismo. 

Insistir en que “no está probado” es un truco retórico habitual entre activistas antivacunas, según el experto. “Los investigadores podrían haber realizado 100, 1,000 o incluso 1 millón de estudios, pero eso no habría demostrado la imposibilidad de que ocurra”, explicó.

Para ilustrarlo, usó algunos ejemplos: no se puede demostrar que los seres humanos podamos volar. “Podría haberlo intentado un millón de veces, lo cual tampoco lo habría demostrado; cada intento fallido solo lo hacía estadísticamente más improbable”, indicó.

Tampoco se puede probar la ausencia de armas de destrucción masiva en Irak. “Solo se puede afirmar que no estaban en ningún lugar donde se buscaron”, indicó. “No se puede probar que nunca he estado en Juneau, Alaska. (Nunca he estado en Juneau, Alaska). Solo se puede mostrar una serie de fotografías de edificios en Juneau donde yo no aparezco junto a ellos”, indicó. 

Según Outfit, Kennedy Jr. utiliza “un tecnicismo del método científico para asegurarse de que nadie pueda probar que se equivoca”. “Pero se equivoca. Las vacunas, probablemente la influencia ambiental mejor estudiada, nunca han demostrado causar autismo. Ahora es justo decir que las vacunas no causan autismo. Y que no puedo volar”, indicó.

“Si RFK Jr. hubiera querido ser honesto con el público estadounidense, habría dejado claro en el sitio web de los CDC que los nuggets de pollo también podrían causar autismo, algo que nunca se ha desmentido ni se desmentirá”, señaló.

En la misma línea se posicionó David Mandell, director del Centro Penn para la Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania: “Como sabe cualquier científico, no se puede 'probar' la falta de asociación. Se realizan estudios relacionados, una y otra vez, hasta que la mayor parte de la evidencia no encuentra ninguna asociación”.

“El lenguaje de los CDC me recuerda a cuando RFK Jr. decía : ‘Vamos a realizar los estudios para encontrar la prueba’. Así actúa un abogado. No es así como actúa un científico responsable”, explicó Mandell a la agencia AFP.

Vacunas y autismo: desinformaciones difundidas por la administración Trump

Varios miembros de la administración de Donald Trump cuestionaron en varias ocasiones la evidencia científica que descarta un vínculo entre las vacunas y los trastornos del espectro autista.

Por ejemplo, en febrero de 2025 el presidente Trump afirmó que la tasa de autismo en niños era de 1 en 10,000 hace 20 años y que ahora es de 1 en 34 niños. Es falso. Según los CDC, en 2004 la tasa de autismo era de 1 en 125, y en 2020 (el último año con datos disponibles), de 1 en 36 niños. El aumento en diagnósticos de autismo se debe a cambios en los criterios, mayor concienciación y mejores herramientas de detección, según los expertos. Te lo contamos en esta nota de Factchequeado.

La administración de Trump también anunció en septiembre de 2025 un supuesto vínculo entre el uso de Tylenol (cuyo principal ingrediente es el acetaminofén o paracetamol) en el embarazo y el riesgo de autismo en niños. 

En realidad, no hay evidencias sólidas de que el uso de acetaminofén durante el embarazo provoque autismo ni para desaconsejar este fármaco a embarazadas, según estudios recientes, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) y la Sociedad de Medicina Materno Fetal (SMFM).

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No hay pruebas científicas de que las vacunas causen autismo

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