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La ola de frío en Estados Unidos y Canadá y la posible influencia de la crisis climática

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Si solo tienes unos segundos, lee estas líneas:

  • Las olas de frío invernales, como la registrada en Estados Unidos y Canadá en la última semana de 2022, no contradicen el cambio climático.
  • Los eventos de frío extremo dependen de la frecuencia e intensidad de los vientos del norte que transportan aire ártico a latitudes más bajas y a la propia temperatura de ese aire.
  • No hay un consenso sobre si el calentamiento del Ártico puede provocar fenómenos extremos con más frecuencia o intensidad que hace décadas.
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Estados Unidos y Canadá afrontan a finales de 2022 una ola de frío que el alcalde de Buffalo (Nueva York), Byron Brown (Partido Demócrata), calificó como “la tormenta que se vive una vez por generación” y durante la que se registró la muerte de decenas de personas. Este evento extremo de frío se usa en las redes sociales para poner en duda el calentamiento global. Pero no es así. Te lo explicamos.

Las olas de frío invernales no contradicen el cambio climático

Los inviernos se están volviendo más cálidos en lugares de latitudes medias como Estados Unidos. Así lo explica el meteorólogo estadounidense Bob Henson, que señala que, en general, “hay menos nevadas en todo el país”. Pero, según destaca, eso no significa que no podamos tener eventos extremos ocasionales (como nevadas intensas u olas de frío).

“Independientemente de si el cambio climático está implicado o no, sigue siendo invierno. Nadie dijo nunca que el calentamiento global eliminaría el invierno. Seguimos en las latitudes medias del hemisferio norte. Estamos lo suficientemente al norte como para tener un clima invernal realmente frío y nevado. Así que puede que no se trate tanto de un cambio climático como de la continuación de la variabilidad climática que siempre hemos tenido, tal vez intensificada en algunos casos por esta extraña corriente en chorro asociada al calentamiento del Ártico”, aclaró Henson.

Aumento de fenómenos meteorológicos extremos

Un estudio de atribución sobre una ola de frío en diciembre de 2016 que afectó a Canadá y Estados Unidos señala que la intensidad de estos eventos de frío extremo dependen de la frecuencia e intensidad de los vientos del norte que transportan aire ártico a latitudes más bajas y a la propia temperatura de ese aire.

El trabajo científico no demostró un aumento en la frecuencia e intensidad de estas olas de frío en América del Norte mientras aumenta la temperatura en el Ártico, una región del planeta que se calienta más rápido que el resto del mundo.

No obstante, “en un océano Ártico más desprovisto de hielo, hay más vapor de agua disponible y un mayor intercambio entre el océano y la atmósfera, algo que se traduce en más nevadas en las zonas cercanas al océano Ártico, como en Siberia (Rusia) y el norte de Canadá y un mayor enfriamiento en otoño y comienzo del invierno”, aclara el meteorólogo Rubén del Campo a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado.

Mathew Barlow, profesor de Ciencias del Clima en la Universidad de Massachusetts Lowell, y Judah Cohen, climatólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), explican en The Conversation que el calentamiento del Ártico puede desencadenar olas de frío extremo.

El calentamiento global está detrás de un aumento de la frecuencia e intensidad de los eventos climatológicos extremos, incluidas las precipitaciones intensas y nevadas más frecuentes, según las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos.

Una fuga de aire ártico detrás de esta ola de frío

Esta ola de frío está provocada por un descenso del vórtice polar estratosférico, unos vientos que soplan por encima de los 15 kilómetros de la superficie del Polo Norte entre otoño y primavera, y cuya rotura supone una salida de aire frío confinado en el Ártico hacia el sur.

Pero, ¿cómo puede el vórtice polar influir en las temperaturas en Estados Unidos? Henson explica que, cuando el Polo Norte está oscuro las 24 horas del día, se puede acumular una gran cantidad de aire frío con mucha facilidad. Según cuenta, aunque a veces ese aire frío permanece cerca de los polos y es posible tener un clima relativamente templado en Estados Unidos, de vez en cuando, la corriente en chorro descenderá hacia el sur y arrastrará parte de ese aire frío hacia este país.

El vórtice polar explicado por el centro ambiental estadounidense NOAA Climate.gov

Aunque una tendencia general al calentamiento puede resultar en un aumento de los fenómenos meteorológicos invernales extremos en algunas zonas, no hay pruebas “convincentes de una tendencia a largo plazo” de un debilitamiento del vórtice polar que suponga olas de frío más frecuentes y/o extremas en las zonas cercanas al Ártico y los datos son limitados, explicó la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) en marzo de 2021.

Mientras que algunos modelos climáticos predicen que el calentamiento global causará un debilitamiento del vórtice polar, otros modelos prevén que el calentamiento y la pérdida de hielo marino conducirán a un vórtice polar más fuerte. El dónde y el cuándo se produce la pérdida de hielo marino pueden aumentar o disminuir este vórtice polar y explicar las discrepancias entre predicciones, indica la NOAA.

No hay consenso sobre si un Ártico más cálido causará más olas de frío más al sur

Por ejemplo, un estudio relacionó el calentamiento del Ártico con la ola de frío que afectó a Texas, en el sur de Estados Unidos, en febrero de 2021, mientras que otro del año 2020 señaló las escasas pruebas para relacionar la subida de temperaturas en el Ártico con sus efectos en zonas más al sur.

La situación sobre si aumentarán los eventos de frío extremo por el calentamiento del Ártico “sigue siendo ambigua”, según explicó a The New York Times Steve Vavrus, climatólogo de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos), quien en 2012 fue coautor de un trabajo científico que señalaba que un Ártico más caliente estaba relacionado con eventos extremos en latitudes medias en los últimos 30 años. Del Campo concluye que “no hay un consenso en si estos cambios en el Ártico son capaces de provocar fenómenos extremos con más frecuencia o intensidad que hace décadas”.

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